La Plataforma VIH en España ha propuesto dos estrategias que,  según afirman sus integrantes, “servirían para frenar la infección por  VIH”. Estas propuestas son: realizar sistemáticamente tests a quienes se  consideren “grupos de riesgo” (“diagnóstico dirigido”), o hacérselos a  toda la población (“diagnóstico universal”). En realidad, de llevarse a  la práctica estas propuestas, se provocaría un aumento del número de  personas etiquetadas como “seropositivas”, que a su vez se verían  atrapadas en la dinámica destructiva del montaje SIDA. La única forma de  frenar el número de etiquetados “VIH positivos” y de comenzar la tarea  de acabar realmente con el SIDA, es dejar de aplicar los tests.
El  Dr. Santiago Moreno, miembro de la plataforma, valoraba ambas  propuestas el pasado 17 de junio en el XIV Congreso Nacional sobre SIDA  celebrado en Zaragoza, pronunciándose a favor de la segunda: el diagnóstico universal  “permitiría diagnosticar la enfermedad a muchos pacientes en un estadio  asintomático, con lo cual se beneficiarían plenamente de todas las  ventajas del tratamiento antirretroviral y se podría evitar la  transmisión de la infección por parte de este tipo de pacientes” [1].
¿Es  esto cierto? ¿Servirían estas medidas para frenar la “infección por  VIH”? Más aún: ¿se trata de propuestas que incluso siendo equivocadas se  hayan hecho con honestidad? Para ello tendríamos que aceptar que  quienes las han hecho –todos ellos destacados expertos en su campo-  ignoran el debate internacional que en relación con el VIH/SIDA viene  desarrollándose desde hace décadas y que abarcan desde la investigación  básica, hasta los derechos humanos, pasando por las implicaciones  éticas, sociales, médicas, psicológicas, políticas, económicas,  personales o familiares.
En  todo caso, para valorar correctamente estas propuestas así como las  consecuencias que tendrían en la práctica y los posibles motivos de  quienes las hacen, es imprescindible conocer algunos hechos:
1.  A fecha de hoy, treinta años después de que se publicara el primer  informe de supuestos “casos de SIDA” y veintisiete desde que Robert  Gallo afirmara fraudulentamente haber encontrado el “virus del SIDA”,  nadie ha presentado las mínimas pruebas científicamente exigibles para  afirmar que existe el virus VIH [2]. 
2.  Aún en el caso de que –sin haber sido aislado- ese virus existiese,  sería indispensable disponer de un instrumento válido de diagnóstico  para poder hablar de “infectados con el VIH” o “prevalencia de infección  por VIH”, así como para proponer estrategias que impliquen  diagnósticos. Ese no es el caso de los tests de VIH. Los datos  científicos de que disponemos descartan totalmente su validez y  fiabilidad, básicamente porque es preciso aislar un virus antes de  fabricar tests para detectarlo. Dicho de otro modo: no es cierto que las  personas etiquetadas como “seropositivas” estén infectadas por un  supuesto virus VIH [3].
3. Los integrantes de la Plataforma VIH en España son o han sido asesores del Plan Nacional sobre SIDA, el organismo responsable de las políticas sobre SIDA del Ministerio de Sanidad. El 1 de febrero de 2010 me dirigí al Plan Nacional sobre SIDA  para pedirles los documentos técnicos que servían como base a sus  políticas sobre SIDA en España, entre ellas las recomendaciones de  tests. Esta es una petición que he venido haciendo desde 1997 sin  obtener respuesta alguna. En mi último escrito recordaba a la Secretaría  del Plan Nacional sobre SIDA que la Administración tiene obligación  legal de facilitar a los ciudadanos la información relativa a sus  competencias y funcionamiento [4]. A  pesar de ello, la Secretaría del Plan Nacional sobre SIDA continúa sin  aportar los criterios y la documentación técnica que utiliza como base  para sus políticas; criterios y documentos que son establecidos y  elaborados por el Consejo Asesor Clínico al que pertenecen o han  pertenecido los integrantes de la Plataforma VIH en España [5].  ¿Qué ocurre con esos documentos? ¿Es que el Consejo Asesor no los ha  elaborado? Si es así, ¿sobre qué base toman decisiones de tanta  trascendencia para la salud de las personas? Y si existen ¿cuál es el  motivo para negarse a entregarlos? ¿Qué esconden?
4. Asimismo, los miembros de esa plataforma tienen o han tenido cargos de responsabilidad en la Sociedad Española Interdisciplinar del SIDA (SEISIDA), el Grupo de Estudio del SIDA (GESIDA), la Fundación para la Formación e Información sobre Tratamientos en el ámbito del VIH (FIT) y la Red Española de Investigación en Sida (RIS). Los patrocinadores de estas fundaciones o sociedades son los siguientes:
           Patrocinadores SEISIDA: Abbott, Boehringer Ingelheim, Gilead, Janssen (Johnson and Johnson), MSD (Merck Sharp & Dohme), ViiV Healthcare (GlaxoSmithKline and Pfizer).
           Patrocinadores de GESIDA: Abbott, Boehringer Ingelheim, Glaxo, Gilead, Janssen (Johnson and Johnson), MSD (Merck Sharp & Dohme), Pfizer, Roche, ViiV Healthcare (GlaxoSmithKline and Pfizer).
           Patrocidadores de FIT: Abbott, ViiV Healthcare, Janssen-Cilag, Gilead Sciences, Merck Sharp & Dome, Roche Farma.
Es  decir, que quienes financian las instituciones públicas y organismos  privados en los que medran estos autodenominados “expertos” –incluido el  propio Congreso Nacional que ha servido de plataforma de lanzamiento de  las propuestas- son los fabricantes y vendedores de los tests-chapuza  de VIH que la plataforma pretende realizar en masa, así como de los  carísimos productos tóxicos que se les prescribiría a los que dieran  positivo a los tests, y de las pruebas que forman parte de los  protocolos de seguimiento periódico que se les harían a esas personas,  pruebas y protocolos igualmente carentes de base técnica o biológica  [6]. 
5.  Los propios laboratorios mencionados advierten en las instrucciones y  prospectos de los tests que fabrican que no son válidos. Para muestra,  un botón: Abbott dice: “Actualmente no hay patrón oro reconocido para  establecer presencia o ausencia de anticuerpos del VIH-1 en sangre  humana”[7].
6. Por su parte, la Red Española de Investigación en SIDA (RIS), además de recibir fondos públicos del Ministerio de Ciencia e Innovación y europeos, está financiada por el Instituto de Salud Carlos III, principal conexión en España con el Servicio de Inteligencia de Epidemias (EIS), servicio cuasisecreto integrado en los Centros de Control de Enfermedades (CDC) del Servicio de Salud estadounidense. El EIS  tiene agentes “incrustados” en numerosos organismos públicos, medios de  comunicación, instituciones internacionales y puestos claves de las  estructuras sanitarias de numerosos países, incluido por supuesto  España, donde sus agentes ocupan o han ocupado cargos de responsabilidad  en el propio Plan Nacional sobre SIDA en particular en su Consejo  Asesor. [8]. Estas dos agencias jugaron en 1981 un papel clave en la  creación de la falsa epidemia SIDA –como ya lo hicieron en otras falsas  epidemias, como la Polio o las sucesivas Gripes- y continúan siendo los  principales impulsores del Montaje SIDA.
7.  En cuanto a los productos presentados, vendidos, prescritos y  administrados como “tratamientos antivirales” es preciso saber que:
           Todos,  sin excepción, son potentes tóxicos que dañan la información genética y  los centros de energía de las células, y han producido y continúan  produciendo una parte importante de las muertes atribuidas al VIH [9].
           Esos  gravísimos daños no son efectos secundarios, sino el único efecto que  puede esperarse de esos venenos ya que tanto sus fabricantes como los  responsables del Departamento de Salud estadounidense reconocen  públicamente su inutilidad. La página web “InfoSIDA” (del Departamento  de Salud y Servicios Humanos de los EUA), dice sobre Conbivir: “No  cura ni previene la infección por el VIH ni el SIDA, ni reduce el  riesgo de transmisión del virus a otras personas” [10]. Y las fichas de  los productos son suficientemente elocuentes: “Retrovir no es una cura  para la infección por VIH o el SIDA” (Glaxo), “Conbivir no es una cura  para la infección por VIH” (GlaxoSmithKline), “Viramune no cura el VIH  ni el SIDA” (Boehringer Ingelheim), “No se sabe si Crixivan prolongará  la vida” (Merck), “Viread no cura la infección por VIH-1 ni el SIDA”  (Gilead)... 
           La revista Lancet dejó bien claro en 2005 que “por  razones éticas, no ha habido ningún ensayo placebo controlado a doble  ciego en la TARGA (Terapia Anti Retroviral de Gran Actividad)”. La  situación no ha cambiado en los seis años transcurridos [11]. Por tanto,  cualquier afirmación sobre supuestas ventajas de los Antivirales es  pura especulación.
           La  misma revista publicó en 2005 uno de los más ambiciosos estudios  realizados sobre los antivirales: más de 22.000 adultos de 40 países en  una valoración global sobre la efectividad de la targa.  Resultados: entre 1995 y 2003, el riesgo de SIDA ha aumentado casi un  30% y el riesgo de muerte casi un 10%. El editorial de ese número de Lancet dice: “no  hubo reducción alguna en la mortalidad por todas las causas, y (sí  hubo) un significativo aumento del riesgo combinado de muerte por SIDA y  relacionada con SIDA, en los años más recientes”.
           Un  artículo en el que se revisaba el historial de casi tres mil pacientes  para ver la incidencia de episodios graves o de riesgo vital se concluyó  que más del doble eran debidos a los antivirales y no al SIDA [12].
En  conclusión: las propuestas de la Plataforma VIH en España no servirían  para frenar ninguna supuesta “infección por VIH”, sino para que hubiese  más personas etiquetadas y atrapadas en la dinámica destructiva del  Montaje SIDA, lo cual sólo puede beneficiar a quienes de una forma o de  otra viven de él.
Jesús García Blanca
NOTAS:
[1] anisalud.com/show_annex.html?id=44339
[2] Una exposición sintética: http://www.kaosenlared.net/noticia/desafio-gobiernos-antiimperialistas-ante-montaje-vihsida. Más información: www.plural-21.org, http://replantearsida.blogspot.com/, http://free-news.org/htm/index-GM-Genocidio-SIDA.htm,  http://www.cleanhandss.blogspot.com/, http://www.axel.org.ar/articulos/sida.htm.
[3] Papadopulos-Eleopulos, E., Turner, V. F. & Papadimitriou, J. M. “Is a positive Western Blot proof of HIV infection?”. Bio/technology 11, 696-707 (1993): http://www.theperthgroup.com/SCIPAPERS/biotek8.html
[4] Real Decreto 208/1996, de 9 de febrero, por el que se regulan los Servicios de Información Administrativa y Atención al Ciudadano, Capítulo I, Artículo 1: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rd208-1996.html#a1
[5] “¿En qué se apoyan las políticas sobre VIH/SIDA del Ministerio de Sanidad español?”:
[6] HÄSSIG,  A.; KREMER, H.; LIANG, W.-X. y K. STAMPFI: “Pathogenesis of inmune  suppression in hypercatabolic diseases. AIDS, septicaemia, toxic schock  syndrome and protein calorie malnutrition”. Continuum, 6, vol. 4, 1997 (http://free-news.org/hassig01.htm). PAPADOPULOS, Eleni et al. The Perth Group Affidavit in regards to the Parenzee Case (http://www.theperthgroup.com/LATEST/PGAffidavit.pdf).
[7] Puede verse una recopilación con numerosas advertencias de laboratorios aquí: http://aras.ab.ca/test-disclaimers.html.
[8] Agencias estadounidenses determinan la política sanitaria mundial. Discovery Dsalud, 128, junio 2010: http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=1205
[9]  La literatura científica que documenta la toxicidad de los antivirales  es abrumadora. Dos artículos especialmente contundentes son: Papadopulos-Eleopulos, E. Et al “A Critical Analysis of the Pharmacology of AZT and its Use in AIDS”. Current Medical Research and Opinion, Vol. 15: Supplement, 1999 (http://www.theperthgroup.com/SCIPAPERS/cmroazt.html) y Hässig, A., Kremer, H., LANKA, S., W-X Liang, Stampfli, K. “15 years of AIDS: The  continuous failure in the prevention and treatment of AIDS is rooted in  the misinterpretation of an inflammatory auto immune process as a  lethal, viral venereal disease (http://www.whale.to/a/lanks14.html).
[11] “Respuesta  y Pronóstico en Europa y Norte América en la primera década de la  terapia antirretroviral altamente activa (HAART): Un análisis de  colaboración”, The Lancet  368:451-458.
[12] Reisler, Ronald B. et al. “Grade 4 Events Are as Important as AIDS Events in the Era of HAART”, JAIDS, 34(4):379-86. 





