La entrevista a Luc Montagnier y la contestación de Eleni Papadopulos-Eleopulos.


"Había tan poca producción de virus que era imposible ver lo que podía haber en un concentrado de virus procedente de un gradiente. No había una cantidad suficiente de virus para hacerlo. Por supuesto que lo hemos buscado, pero aunque lo buscábamos desde el principio en los tejidos y también en la biopsia, vimos algunas partículas pero no presentaban la morfología típica de los retrovirus. Eran muy diferentes, relativamente diferentes."- Luc Montagnier.

Fig. 2. Electron microscopy of thin sections of virus-producing cord lymphocytes. The inset shows various stages of particle budding at the cell surface.
Electron microscopy of the infected umbilical cord lymphocytes showed characteristic immature particles with dense crescent (C-type) budding at the plasma membrane (Fig. 2). 

Imagen y texto de Isolation of a T-lymphotropic retrovirus from a patient at risk for acquired immune deficiency syndrome (AIDS).Science. 1983 (Las negritas son nuestras).

¿Luc Montagnier realmente descubrió el VIH?

Por Djamel Tahi
Revista Continuum vol 5, número 2, edición de otoño de 1997
Fuente: Grupo de Información sobre Tratamientos.


Texto de una entrevista grabada en vídeo que se llevó a cabo en el Instituto Pasteur en Julio de 1997. Las respuestas de Luc Montagnier están numeradas para facilitar la referencia al análisis de Papadopulos-Eleopulos y cols. en su respuesta.



D.T.: Un grupo de científicos de Australia arguyen que hasta ahora nadie aisló el virus del SIDA, el VIH. Según ellos no se han respetado minuciosamente las normas para el aislamiento de los retrovirus en lo que se refiere al VIH. Estas normas son: cultivo en vitro, purificación del material mediante ultra centrifugación, micrografías al microscopio electrónico (EM) del material que bandea a la densidad de los retrovirus, caracterización de estas partículas y prueba de la capacidad infectiva de las partículas.

L.M.: No, eso no es aislamiento. Hemos aislado porque hemos “transmitido” el virus, hicimos un cultivo del virus. Por ejemplo, Gallo dijo: “Ellos no aislaron el virus... y nosotros (Gallo y cols.), lo hicimos emerger en abundancia en una línea celular inmortal”. Pero antes de hacerlo emerger en líneas celulares inmortales, lo hicimos emerger en cultivos de linfocitos normales procedentes de un donante de sangre. Ese es el criterio principal. Teníamos  algo que se podía transmitir en serie, que se podía conservar. Y había sido caracterizado como un retrovirus no sólo por sus propiedades visibles, si no que también por las propiedades bioquímicas, es decir, la actividad de RT [trancriptasa inversa], que es realmente especifica de los retrovirus. También tuvimos reacciones de los anticuerpos contra algunas proteínas, que probablemente eran proteínas internas. Digo probablemente por analogía con el conocimiento de otros retrovirus. Es obvio que no habríamos podido aislar este retrovirus sin contar con el conocimiento de otros retrovirus. Pero creo que hemos cumplido con los criterios de aislamiento, completamente.       1

D.T: Volvamos a las normas de aislamiento de los retrovirus que son: cultivo en vitro, purificación a la densidad de los retrovirus, micrografías EM del material a la densidad de los retrovirus, caracterización de las partículas, prueba de la capacidad infectiva de las partículas. ¿Se dieron todos estos pasos para el aislamiento del VIH? Querría añadir que de acuerdo con diversas referencias de artículos científicos publicados y que fueron mencionados por el grupo de investigación australiano, la RT no es específica de los retrovirus. Además, ¿Es cierto que vuestro trabajo para detectar la RT no fue realizado en el material purificado?

L.M.: Creo que publicamos en Science (en Mayo de 1983) un gradiente que mostraba que la RT tenía exactamente una densidad de 1,16. Por lo tanto se tenía un máximo, que era RT. Por lo tanto se había cumplido este criterio para la purificación. Pero es difícil transmitirlo en serie porque cuando se coloca el material que se está por purificar en un gradiente, hay que saber que los retrovirus son muy frágiles, y por lo tanto se rompen unos a otros perdiendo enormemente su poder infeccioso. Pero aun así, pienso que conseguimos mantener un poco de su poder infeccioso. Sin embargo, en ese entonces no era tan fácil como lo es ahora, porque las cantidades de virus eran muy bajas. Al principio tropezamos con un virus que no mataba las células. El virus procedía de un paciente asintomático y por lo tanto fue clasificado entre los virus que no forman sincitios y no cito patogénicos que emplean el co-receptor ccr5. Fue el primer virus [del homosexual llamado] BRU. Teníamos muy poca cantidad de ese virus, y no se lo podía transmitir a una línea de células inmortal. Tratamos de hacerlo durante varios meses, pero no lo logramos. Mientras que con la segunda cepa lo hemos logrado muy fácilmente. Sin embargo allí reside el problema bastante misterioso de la contaminación de aquella segunda cepa por obra de la primera. A eso se lo llamó LAI [VIH].      2

D.T.: ¿Por qué las micrografías EM que ustedes publicaron proceden de un cultivo celular in vitro y no del material purificado?

L.M.: Había tan poca producción de virus que era imposible ver lo que podía haber en un concentrado de virus procedente de un gradiente. No había una cantidad suficiente de virus para hacerlo. Por supuesto que lo hemos buscado, pero aunque lo buscábamos desde el principio en los tejidos y también en la biopsia, vimos algunas partículas pero no presentaban la morfología típica de los retrovirus. Eran muy diferentes, relativamente diferentes. Por lo tanto nos llevó varias horas encontrar las primeras micrografías en el cultivo in vitro. Fue un esfuerzo gigantesco! Es fácil criticar todo esto posteriormente. Lo que no teníamos, y siempre lo reconocí, es la confirmación de que fuese la verdadera causa del SIDA o no.      3

D.T.: ¿Cómo es posible, sin tener a disposición micrografías al microscopio electrónico (EM) de la purificación, saber que estas partículas son virales y que pertenecen a un retrovirus, incluso que pertenecen a un retrovirus específico?

L.M.: Pues, había micrografías de la gemación. Publicamos imágenes de la gemación, que son características de los retrovirus. Dicho esto, no se podía afirmar que realmente se tratase de un retrovirus sólo basándose en la morfología. Por ejemplo, un experto francés en micrografías EM de retrovirus me atacó públicamente diciendo: “Este no es un retrovirus, es un arenavirus”. Porque existen otras familias de virus que también geman de la membrana celular y que tienen puntas en su superficie, etc.      4

D.T.: ¿Por qué existe esta confusión? Las micrografías EM no muestran claramente un retrovirus?

L.M.: En ese momento los retrovirus mejor conocidos eran los de tipo C, que eran muy típicos. El retrovirus del que estamos hablando no era del tipo C y los lentivirus eran poco conocidos. Personalmente lo reconocí en la biblioteca, mirando micrografías del virus de la anemia infecciosa equina, y después las del virus visna. Pero repito, no fue sólo la morfología y la gemación, existía RT... fue el conjunto de estas propiedades lo que me hizo decir que se trataba de un retrovirus.      5

D.T.: Respecto la RT, se la detecta en el cultivo in vitro. Entonces si se encuentran partículas retrovirales significa que se ha purificado. Sin embargo, a esta densidad existen muchos otros elementos, entre otros aquellos que se denominan “similares a los virus”.

L.M.: Exactamente, exactamente. Es decir, no es solamente una propiedad sino el conjunto de las propiedades lo que nos hizo afirmar que se trataba de un retrovirus que pertenece a la familia de los lentivirus. Tomada aisladamente, cada una de las propiedades no es realmente específica, lo que cuenta es el conjunto de las propiedades. Por lo tanto teníamos el gradiente de densidad, la RT, las micrografías de la gemación y la analogía con el virus visna. Esas son las cuatro características.      6

D.T.: ¿Pero como demuestran todos estos elementos que se trata de un nuevo retrovirus? Algunos de estos elementos podrían pertenecer a otras cosas, como a  partículas “semejantes a virus” por ejemplo...?

L.M.: Sí, e inclusive tenemos retrovirus endógenos que a veces expresan partículas, pero que son de origen endógeno y que por lo tanto no tienen un rol patológico, de todos modos no en el SIDA.       7

D.T.: ¿Pero entonces como se puede distinguir la diferencia?

L.M.: Porque logramos “transmitir” el virus. Transmitimos la actividad RT a nuevos linfocitos. Obtuvimos un máximo de replicación. Seguimos las huellas del virus. Es el conjunto de las propiedades lo que nos hizo afirmar que era un retrovirus. ¿Y por qué es nuevo? La primera pregunta que nos hizo la revista Nature fue: “¿No es una contaminación de laboratorio? ¿Se trata tal vez de un retrovirus de un ratón o de un retrovirus animal?”. ¡A ello podíamos decir que no! Porque habíamos demostrado que el paciente tenía anticuerpos contra una proteína de su propio virus. ¡El conjunto tiene una lógica perfecta! Pero es importante tomarlo como un conjunto. Si se toma cada propiedad en forma independiente, se ve que no son específicas. Es el conjunto que da la especificidad.      8

D.T.: Sin embargo, ¿Usted observó partículas que parecían retrovirus a la densidad de los retrovirus? ¿Observó un nuevo retrovirus?

L.M.: A una densidad de 1,15, 1,16 tuvimos un máximo de actividad RT, que es la enzima característica de los retrovirus.      9

D.T.: ¿Pero podría haber sido otra cosa?

L.M.: No..., opino que era muy claro [que no se trataba de otra cosa]. Así como era, no habría sido posible que hubiese sido otra cosa que no fuera un retrovirus. Dado que la enzima que F. Barre-Sinoussi caracterizó bioquímicamente requería magnesio, un poco como el HTLV en otro lugar. Requería la matriz, la plantilla, también el primer que era totalmente característico de una RT. No había lugar a dudas. En Septiembre de 1983 en Cold Spring Harbour, Gallo me preguntó si estaba seguro de que era una RT. Lo sabía, pues F. Barre-Sinoussi había hecho los controles necesarios. No se trataba de una simple polimerasa celular, si no que era una RT. Sólo funcionaba con primers de ARN y hacía ADN. Estábamos seguros de eso.      10

D.T.: ¿Usted siguió el mismo procedimiento y encontró las mismas dificultades con los otros retrovirus que encontró a lo largo de su carrera?

L.M.: Yo diría que en lo que se refiere al VIH, es un proceso fácil, comparado con los obstáculos con los que uno se encuentra con los otros [retrovirus]... porque el virus no emerge o inclusive porque el aislamiento es esporádico – uno lo logra una vez de cada cinco tentativas. Estoy hablando de investigación corriente en otras enfermedades. Se puede citar el virus de la esclerosis múltiple del profesor Peron. Hace diez años me mostró su trabajo y le llevó alrededor de diez años encontrar finalmente una secuencia genética que esté  muy cerca de un virus endógeno. Lo ve...es muy difícil. Dado que no logró “transmitir” el virus, no pudo lograr que emergiera en un cultivo in vitro, mientras que el VIH emerge por todos lados como la mala hierba. Es por ese motivo que contaminó a los otros.      11

D.T.: ¿Con qué cultivó Usted los linfocitos de su paciente? ¿Con la línea celular H9?

L.M.: No, porque no funcionó absolutamente con la H9. Usamos muchas líneas celulares y la única que logramos cultivar fue la de los linfocitos Tambon.      12

D.T.: Sin embargo, utilizando este tipo de elementos es posible introducir otras cosas capaces de inducir una RT y proteínas, etc...

L.M.: Concuerdo completamente. Ello fue el motivo por el cual al final no estábamos tan interesados en emplear líneas celulares inmortales. Para cultivar el virus en serie, muy bien. Pero no para caracterizarlo, porque sabíamos que íbamos a introducir otras cosas. Hay líneas celulares MT que fueron encontradas por los japoneses (MT2, MT4) que replican al VIH muy bien y que al mismo tiempo son transformadas por el HTLV. Por lo tanto, se tiene una mezcla de VIH y HTLV. Es una verdadera mezcla.      13

D.T.: Aun mas, ¿No es imposible el hecho que los pacientes estén infectados por otros agentes infecciosos?

L.M.: Podría haber micoplasmas...podría haber muchas cosas. Pero afortunadamente tuvimos una experiencia negativa con los virus relacionados con los tumores y ello nos ayudó, porque ya habíamos tropezado con todos estos problemas. Por ejemplo, un día tuve un máximo de RT muy débil que F. Barre-Sinoussi me dio con una densidad un poco más alta, de 1,19. ¡Yo la controlé! Era un micoplasma, no un retrovirus.      14

D.T.: Con el material purificado a la densidad de los retrovirus, ¿Cómo es posible distinguir entre lo que es viral y lo que no lo es? Porque a esta densidad hay muchas cosas, incluso partículas “semejantes a  virus”, fragmentos celulares...

L.M.: Sí, es por ello que es más fácil trabajar con el cultivo celular porque se ven las fases de producción de virus. Se tiene la gemación. Charles Dauget (un experto en EM) más bien observó las células. Por supuesto que miró el plasma, el concentrado, etc... pero no vio nada importante. Dado que si se hace un concentrado es necesario obtener una sección ultra fina [para ver un virus con el EM], y para obtener una sección ultra fina es necesario tener un concentrado que mida por lo menos como la cabeza de una aguja. Por lo tanto se necesitan cantidades enormes de virus. Sin embargo, se obtienen muy fácilmente secciones ultra finas de células y en estas secciones es donde Charles Dauget encontró el retrovirus en diferentes fases de gemación.     15

D.T.: Cuando se observan las micrografías al microscopio electronico que fueron publicadas, a Usted, que es un retrovirólogo, ¿Le resulta claro que es un retrovirus, un nuevo retrovirus?

L.M.: No, llegados a ese punto no se puede afirmar. Las primeras micrografías de la gemación podían referirse a un tipo de virus C, pero no se puede distinguir.      16

D.T.: ¿Podría ser otra cosa que no sea un retrovirus?

L.M.: No...pues, después de todo, sí...podría ser otro virus en gemación. Pero existe un...tenemos un atlas. La experiencia es lo que nos hace entender lo que es un retrovirus y lo que no lo es. Se puede distinguir de acuerdo a la morfología, pero hay que tener una cierta experiencia.      17

D.T.: ¿Por qué no emplear la purificación para hacer tal distinción?

L.M.: Repito que no purificamos. Purificamos para caracterizar la densidad de la RT, que era sólidamente la de un retrovirus. Pero no llegamos al máximo... o no funcionó...porque si se purifica, se daña. Por lo tanto respecto a las partículas infecciosas, es mejor no tocarlas mucho. Por lo tanto simplemente se toma el sobrenadante del cultivo de linfocitos que ha producido el virus y se lo coloca en pequeña cantidades en algunos nuevos cultivos de linfocitos. Y por consiguiente, se transmite el retrovirus en serie y siempre se obtendrán las mismas características, aumentando la producción cada vez que se lo transmite.      18

D.T.: ¿Por lo tanto la fase de purificación no es necesaria?

L.M.: No, no, no es necesaria. Lo que es esencial es transmitir el virus. El problema que tuvo Peron con el virus de la esclerosis múltiple fue debido al hecho que él no lograba transmitir el virus de un cultivo in vitro al otro. Éste es el problema. Logró hacerlo pero muy poco, pero no fue suficiente para caracterizarlo. Y hoy en día caracterizar significa sobre todo hacerlo a nivel molecular. Si se desea, el procedimiento puede ser realizado más rápidamente. Por lo tanto para hacerlo se necesita comenzar con una secuencia de ADN, clonar este ADN, amplificarlo, secuenciarlo, etc...Entonces tenemos ADN, la secuencia del ADN que nos dice si es realmente un retrovirus. Se conoce la estructura típica de los retrovirus, todos los retrovirus tienen una estructura genómica típica relacionada con un gen tal que es característico.      19

D.T.: ¿Por lo tanto la fase de purificación no es obligatoria para el aislamiento de retrovirus? ¿Se pueden aislar retrovirus sin purificar?

L.M.: Sí...no es obligatorio transmitir material puro. Sería mejor, pero existe el problema de que se lo daña y que disminuye la propiedad infecciosa de los retrovirus.      20

D.T.: ¿Sin pasar a través de esta fase de purificación, no existe el riesgo de confundir las proteínas que se identifican y también la RT, que podría proceder de otra cosa?

L.M.: No... después de todo, repito que si tenemos un máximo de actividad RT a la densidad de 1,15, 1,16 existen 999 posibilidades en 1.000 de que sea un retrovirus. Pero podría ser un retrovirus de origen diferente. Repito, existen algunos retrovirus endógenos, es decir, pseudo partículas que pueden ser emitidas por las células, pero aun así, proceden de la zona del genoma que proporciona los retrovirus. Los retrovirus endógenos se heredan y permanecen en la célula durante muchísimo tiempo. Pero finalmente, para obtener la prueba – porque las cosas evolucionan como la biología molecular permitiendo una caracterización aun más fácil – es necesario pasar muy rápidamente a la clonación. Y tanto Gallo como nosotros mismos lo hicimos muy rápidamente. Clonación y secuenciación, es allí donde se tiene la caracterización completa. Pero repito, la primera caracterización es la pertenencia a la familia de los lentivirus, la densidad, la gemación, etc... las propiedades biológicas, la relación con las células T4. Todas estas cosas forman parte de la caracterización, y fuimos nosotros los que la llevamos a cabo.      21

D.T.: ¿Pero se llega a un punto donde se debe llevar a cabo la caracterización del virus. Esto significa: ¿Cuales son las proteínas que lo componen?

L.M.: Eso es. Entonces el análisis de las proteínas del virus requiere producción en serie y purificación. Hay que hacerlo. Pero es aquí donde yo debería decir que hubo un fracaso parcial. J. C. Chermann estaba a cargo de hacer esto, al menos en lo que respecta a las proteínas internas, pero tuvo dificultades en producir el virus y no funcionó. Pero este era uno de los modos posibles, el otro modo era el de tener ácido nucleico, clonación, etc. Esta es la manera en que funcionó muy rápidamente. La otra posibilidad no funcionó porque en ese momento teníamos un sistema de producción que no era suficientemente sólido. No teníamos suficientes partículas producidas para purificar y caracterizar las proteínas virales. No se podía hacerlo. En ese momento no se podía producir mucho virus porque este virus no emergía en la línea celular inmortal. Lo logramos con el virus LAI [HIV], pero en ese momento no lo sabíamos.      22

D.T.: ¿Y  Gallo lo logró?

L.M.: Gallo?... No se si realmente purificó, no lo creo. Creo que se lanzó muy rápidamente en el campo molecular, es decir, en la clonación. Lo que sí hizo es el Western Blot. Mientras nosotros usamos la técnica RIPA, entonces lo que el grupo norteamericano hizo y que era nuevo fue identificar algunas proteínas que no habían sido vistas bien con la otra técnica. Aquí tenemos otro aspecto de la caracterización de un virus. No se lo puede purificar, pero si se conoce a alguien que tiene anticuerpos contra las proteínas del virus, se puede purificar el complejo anticuerpo/antígeno. Es lo que se hizo. Y por lo tanto se tenía una banda visible, clasificada a nivel radiactivo, con elementos que han sido llamados proteínas 25, p25. Y Gallo vio otras. Estaba la p25 que él denominó p24, estaba la p41 que nosotros vimos...      23

D.T.: Con respecto a los anticuerpos, numerosos estudios demostraron que estos anticuerpos reaccionan con otras proteínas o elementos que no son parte del VIH, y que no pueden ser considerados suficientes para caracterizar las proteínas del VIH.

L.M.: ¡No! Porque teníamos grupos de control. Teníamos individuos que no tenían SIDA y que no tenían anticuerpos contra esas proteínas. Además, las técnicas que empleamos eran técnicas que yo mismo refiné algunos años antes para detectar el gen src. Sabe que también el gen src fue detectado mediante la inmunoprecipitación. Era la p60 (proteína 60). Fui muy hábil, y también mi asistente, en utilizar la técnica RIPA. Si se obtiene una reacción específica, es específica.      24

D.T.: Pero sabemos que los pacientes con SIDA están infectados por muchos otros agentes infecciosos que son susceptibles de...

L.M.: Ah sí, pero los anticuerpos son muy específicos. Saben como distinguir una molécula en un millón. Existe una grandísima afinidad. Cuando los anticuerpos tienen una afinidad suficiente, se obtiene algo realmente muy específico. Mediante los anticuerpos monoclonales se obtiene realmente UNA proteína. Todo ello se emplea para detectar antígenos con fines diagnósticos.      25

D.T.: Según su parecer la p41no era de origen viral y por lo tanto no pertenecía al VIH. Para Gallo era la proteína del VIH más específica. ¿Me puede explicar el motivo de esta contradicción?

L.M.: Ambos teníamos bastante razón. Es decir, yo tenía razón en utilizar mi técnica RIPA... en efecto, hay proteínas celulares que se encuentran en todos lados, - hay un “ruido de fondo” no especifico, y entre estas proteínas una es muy abundante en las células, la actina. Esta proteína tiene un peso molecular de 43.000kd. Por lo tanto, estaba allí. Entonces yo tenía bastante razón, pero por otra parte, lo que Gallo vio era la gp41 del VIH, porque el estaba empleando el Western Blot, y yo eso lo reconocí.      26

D.T.: Según su parecer la p24 era la proteína más específica del VIH, pero según Gallo no lo era absolutamente. Se comprende gracias a otros estudios que a los anticuerpos dirigidos contra la p24 frecuentemente se los encontraba en pacientes que no estaban infectados por el VIH, e incluso en algunos animales. De hecho, hoy en día una reacción de anticuerpos contra la p24 se la considera no específica.

L.M.: No es suficiente para diagnosticar la infección del VIH.      27

D.T.: ¿Ninguna proteína es suficiente?

L.M.: De todos modos una proteína no es suficiente. Pero en ese momento el problema no se reveló así. El problema era el de saber si era un HTLV o no. El único retrovirus humano conocido era el HTLV. Y demostramos claramente que no era un HTLV, que los anticuerpos monoclonales de Gallo contra la p24 del HTLV no reconocían la p25 del VIH.      28

D.T.: A la densidad de los retrovirus, 1,16, hay muchas partículas, pero sólo un 20% de ellas pertenecen al VIH. ¿Por que el 80% de las proteínas no son virales y las otras lo son? ¿Cómo se hace para distinguirlas?

L.M.: Hay dos explicaciones. Por un lado, a esta densidad se tienen elementos a los que se los denomina microvesículas de origen celular, que tienen aproximadamente el mismo tamaño de los virus, y después el virus mismo, en gemación, trae consigo proteínas celulares. Por lo tanto de hecho estas proteínas no son virales, si no que son de origen celular. Entonces, ¿Cómo se las puede distinguir? Honestamente, con esta técnica no se lo puede hacer con precisión. Lo que se puede hacer es purificar el virus hasta el máximo con gradientes sucesivos, y siempre nos tropezamos con las mismas proteínas.      29

D.T.: ¿Las otras proteínas desaparecen?

L.M.: Digamos que las otras se reducen un poco. Se eliminan las microvesículas, pero cada vez se pierde mucho virus, por lo que se necesita contar al comienzo con una buena cantidad de virus para conservar un poco de éste cuando se llega al fin.  Y después otra vez es el análisis molecular, la secuencia de esas proteínas lo que permitirá decir si son de origen viral o no. Esto es lo que comenzamos a hacer con respecto a la p25, que fracasó ...y la otra técnica es realizar la clonación, y por lo tanto después se obtiene el ADN y del ADN a su vez se obtienen las proteínas. Se deduce la secuencia de las proteínas, su tamaño y se tropieza otra vez con lo que se había observado en la inmunoprecipitación y en la electroforesis por gel. Conociendo el tamaño de las proteínas de los otros retrovirus, estas proteínas se pueden deducir bastante a fondo por analogía. Por lo tanto tenemos la p25 que estaba muy cerca de la p24 del HTLV, tenemos la p18... al final tenemos las otras. Por otra parte, la proteína que era muy diferente era la proteína p120, que es enorme.      30

D.T.: ¿Hoy se resolvieron los problemas relacionados con la producción en masa del virus, purificación, micrografías EM en la banda de densidad 1,16?

L.M.: Sí, por supuesto.      31

D.T.: ¿Existen micrografías EM del VIH procedentes de la purificación?

L.M.: Si, por supuesto.      32

D.T.: ¿Fueron publicadas?

L.M.: No sabría decirle... tenemos algunas en algún lugar...pero no interesan, no interesan en lo mas mínimo.      33

D.T.: Actualmente, mediante la producción en serie de los virus, ¿Es posible ver una EM, después de la purificación, de un gran numero de virus?

L.M.: Sí, sí, desde luego.

D.T.: Por lo tanto según su parecer ¿El VIH existe?

L.M.: Oh, claro. Lo he visto y lo he encontrado.      35


COMENTARIO ACERCA DE MONTAGNIER

Por Eleni Papadopulos-Eleopulos y cols.
Continuum, invierno de 1997

Quisiéramos agradecer a Djamel Tahi y a Huw Christie por habernos pedido que comentáramos las respuestas del profesor Luc Montagnier en su entrevista con Djamel Tahi. Antes de hacer el comentario pensamos que seria útil comenzar con un análisis breve de los métodos empleados para probar la existencia de los retrovirus, y de las pruebas de Montagnier y cols. en 1983 acerca de la existencia del “VIH”.



Métodos utilizados para probar la existencia de retrovirus

Generalmente se acepta que en 1911 Peyton Rous descubrió los retrovirus cuando indujo tumores malignos en pollos mediante inyecciones de filtrados libres de células obtenidos de un tumor muscular. Diversos investigadores repitieron experimentos similares y los filtrados que inducen tumores se hicieron conocidos como agentes filtrables, virus filtrables, agentes de Rous, virus de Rous. Sin embargo, el mismo Rous dudó que los agentes que causaban tumores de hecho fuesen infecciosos. En realidad, Rous advirtió que “La primera tendencia será considerar al agente que se auto perpetua activo en este sarcoma del pollo como un organismo parasitario pequeñísimo. La analogía con diversas enfermedades infecciosas del hombre y de los animales inferiores, causadas por organismos ultramicroscópicos, apoya a este enfoque de los resultados, y actualmente, el trabajo se dirige hacia su comprobación experimental. Sin embargo, no es imposible que hubiera una actividad de otro tipo. Es plausible que una sustancia química estimulante, elaborada por las células neoplásicas, cause el tumor en otro huésped y por consiguiente, provoque una producción adicional de la misma sustancia estimulante”.(1)

En 1928, A. E. Boycott, presidente de la Real sociedad de medicina, departamento de patología, en su discurso presidencial intitulado “La transición de lo que está vivo a lo que está muerto, la naturaleza de los virus filtrables” señaló lo siguiente: “Creo que nos lleva aun más lejos otro fenómeno análogo. Los productos de autolisis de las células muertas del cuerpo, en concentración adecuada, estimulan el crecimiento de los tejidos. Es un mecanismo maravilloso de auto regulación donde la cantidad de estímulo es proporcional a la cantidad de destrucción celular, y por lo tanto a la cantidad de crecimiento celular requerido, y obviamente es de importancia capital para la sobrevivencia – un factor mucho más potente para la selección y la evolución que cualquier  enfermedad. Como sucede normalmente en la curación de nuestros dedos cortados, el resultado final simplemente es la reconstrucción de las células que fueron destruidas.

Pero si se evita la restricción normal ejercida por los tejidos vecinos y se utilizan cultivos de tejidos in vitro, los productos de la autolisis o metabolismo (bajo la forma de extractos de tejidos, tumores o embriones) estimulan el crecimiento indefinidamente y se puede obtener una cantidad mucho mayor de tejido respecto a aquella con la que se comenzó. De la autolisis de este tejido se puede obtener una cantidad mayor de sustancia estimulante, y no parece haber razones por las cuales este proceso de multiplicación tenga que tener algún límite: los tejidos normales durante el aislamiento físico de cultivos de tejidos son tan inmortales como los tejidos malignos durante su aislamiento fisiológico del resto del cuerpo... Estos productos de la autolisis... casi no recibieron la atención que merecen, pero probablemente están compuestos por elementos relativamente simples y detectables. Sin embargo, cuando se aplican a las células causan crecimiento, y haciéndolo, aumentan potencialmente su propio número; esto es lo que hace el agente de Rous... En lo que respecta a su origen, todas las pruebas parecen coincidir en indicar que el virus de Rous se origina de novo en cada tumor. No existen pruebas epidemiológicas de que el cáncer llegue al organismo desde afuera; todo lo que sabemos apoya el enfoque clásico de que es una enfermedad local autóctona. Los sarcomas experimentales producidos por el extracto de embrión y el indol, arsénico o alquitrán fueron transmitidos por los filtrados. Los epiteliomas se producen fácilmente en los ratones mediante el alquitrán y en el hombre, mediante la irritación crónica; y si creemos que todos los tumores malignos contienen más o menos un agente cancerígeno semejante al virus de Rous, se deduce que podemos estimular, con bastante certeza, los tejidos normales para que produzcan virus”. (2)

Diez años antes en un artículo intitulado “La teoría de los plasmagenes como origen del cáncer”, cuando Darlington discutía la inducción del cáncer mediante el agente de Rous, los virus filtrables y las partículas “que se autopropagan” transmitidas por herencia pero que están fuera del núcleo, se hallan en las plantas y a las que “se las conoce como plasmagenes”, escribió: Se verá que estas infecciones son artificiales, o al menos innaturales. Aunque no se la considere, ahora hace tiempo que se conoce la distinción entre infección natural y artificial, en la discusión de los virus de las plantas. Se pueden transmitir una serie de condiciones aberrantes del progenitor al descendiente, e inclusive algunas de ellas han aparecido en un descendiente después de que éste ha sido injertado en un cepo sano. Estas son enfermedades artificiales que en realidad no se transmiten en estado natural sino sólo a través del injerto. Algunas pueden haber sido originadas por la mutación de las proteínas que se autopropagan en las células de las plantas propagadas durante largos períodos a través de medios vegetativos (como los tumores). Otras seguramente emergieron mediante la migración o el injerto de proteínas de un organismo a otro. De todos modos tienen una capacidad infecciosa que solo pueden revelar en circunstancias artificiales... Por lo tanto, cometemos un grave error en llamarlas virus; son provirus... Vale la pena responder a otra pregunta: ¿Qué forma es posible que tome la proteína mutante en la célula tumoral? Debido a su multiplicación veloz, podría muy bien sufrir un mayor grado de agregación que el de su progenitor. Entonces aparecería como una partícula extraña en la célula mutante. Esto fue confirmado por las observaciones al microscopio electrónico de dos agentes tumorales de los pollos de la clase de los provirus por Claude, Porter y Pickels (1947)”. (3)

La observación mediante el microscopio electrónico de Claude y cols. es el primer informe acerca de la presencia de partículas semejantes a los virus en un tumor, las primeras micrografías electrónicas del “virus de Rous”. Enseguida, muchos otros investigadores informaron de la presencia de este tipo de partículas en varios tumores, y tal como Boycott predijo, en los “tejidos normales estimulados”. Respecto a la predicción de Darlington de que aquellas partículas pueden ser debidas a “un mayor grado de agregación” del citoplasma, puede ser interesante notar que: (a) para que se produzcan proteínas, ácidos nucleicos o la agregación de proteína/ácido nucleico (condensación, contracción), es necesaria la oxidación; (4) (b) los tejidos tumorales están oxidados; (4) (c) todos los agentes empleados para “estimular los tejidos normales” para que induzcan a los retrovirus son agentes oxidantes. (5-7)

En los años 40, a continuación del desarrollo de la microscopia electrónica (EM) y de la técnica de ultracentrifugación en gradientes de densidad, las partículas observadas en los tejidos malignos podían ser aisladas y por lo tanto purificadas, es decir, separadas de todas las otras cosas. Dado que estas partículas fueron vistas en los tejidos malignos, “se consideró que las partículas constituyen el agente etiológico de la enfermedad” y para los años 50 los agentes filtrables de Rous se hicieron conocidos como oncovirus (onkos = tumor). La característica morfológica principal de estas partículas es una gama restringida de diámetros y la característica física principal es su densidad. (8) Cuando se determinó la ultraestructura de estas partículas, se las definió como partículas con un diámetro de 100-120 nM que contenían “cuerpos (núcleos) internos condensados” y superficies “tachonadas de salientes (puntas, protuberancias)”. (9)

Para los años 50, retrovirólogos famosos como por ejemplo J. W. Beard, reconocieron que las células, incluso aquellas no infectadas, bajo diversas condiciones, eran encargadas de generar  una serie heterogénea de partículas, algunas de las cuales pueden parecer oncovirus. Este “problema de las partículas” llevó a que se opinara que para probar la existencia de un retrovirus “el esquema del enfoque (tal como fue bien ilustrado, por lo que fue concebido y examinado rigurosamente en las investigaciones de los agentes virales), es relativamente simple. Consiste en: (1) el aislamiento de las partículas que son de interés; (2) recuperación (purificación) en una preparación dada de las partículas que son homogéneas respecto a la clase de partícula; (3) identificación de las partículas, y (4) análisis y caracterización de las partículas, para encontrar las propiedades físicas, químicas y biológicas deseadas”. Beard también recalcó que “la identificación, caracterización, y análisis están sujetos a procedimientos reconocidos, establecidos por investigaciones intensivas, y las posibilidades no han sido agotadas de ninguna manera. Aunque parezca mentira, es en este campo en donde se ven los defectos más frecuentes, que a veces están relacionados con la evasión de los procedimientos o con su aplicación a materiales inadecuados. Como fue previsto, una gran parte del interés en los aspectos más tediosos del aislamiento y análisis de partículas ha sido desviado por los procesos más simples e indudablemente informativos de la microscopia electrónica. Se puede aprender mucho y rápidamente con el instrumento, sin embargo está claro que los resultados obtenidos con el mismo nunca pueden sustituir, y muy frecuentemente pueden impedir ver claramente la necesidad de análisis fundamentales y críticos que dependen del acceso a los materiales homogéneos” (10) (cursivas añadidas).

Los retrovirólogos también concordaron en que los “Viriones de los RTV (retrovirus) tienen una densidad flotante característica, y la técnica preferida para la purificación de los RTV es la centrifugación al equilibrio en los gradientes de densidad”. 11 En un encuentro europeo acerca del empleo de la centrifugación en gradientes de densidad, que se llevó a cabo en 1972 en el Instituto Pasteur, cuyo secretario era Jean-Claude Chermann, se remarcó que una vez que se bandean los fluidos en cultivo (sobrenadantes), se debe ensayar en su totalidad la banda de densidad en la cual se atrapan los retrovirus (que varía ligeramente según la sustancia empleada para producir los gradientes). El ensayo consiste en lo siguiente:

“Ensayos empleados para detectar los virus de los tumores a RNA

Físicos

Microscopía electrónica (tinción negativa y sección ultrafina)

Conteo de los virus

Morfología

Pureza

Bioquímicos

Transcriptasa inversa

RNA 60-70S, RNA total

Proteínas totales

Análisis con gel de proteínas virales y del huésped y ácidos nucleicos

Inmunológicos

Difusión sobre gel

Fijación complementaria*

Immunofluorescencia*

Biológicos

Capacidad infecciosa in vivo

Capacidad infecciosa in vitro

* Con reactivos específicos para los antígenos envueltos e internos gs y env”. (12)

 (La transcripta inversa es una enzima que fue descubierta por primera vez en 1970 en los oncovirus, (13) de ahí su nombre presente: retrovirus, y el ARN 60-70S es el ARN “viral”. A veces a los retrovirus se los denomina virus tumorales a ARN porque su genoma está compuesto por ARN y no por ADN).

Así, el método especificado en 1972 por el Instituto Pasteur no es diferente del que se ocupó J. W. Beard dos décadas antes. Efectivamente, el método es lógica básica aplicada a la definición de un virus. Es imposible afirmar que una proteína o un ARN son retrovirales a menos que antes no se demuestre que son componentes de una partícula y de que la partícula es infecciosa. Tal como se puede ver, el primer paso es el examen mediante la microscopia electrónica para demostrar que la banda contiene partículas con las características morfológicas de los retrovirus y, tal como señalaron en la reunión en el Instituto Pasteur Francoise Barre-Sinoussi y Jean Claude Chermann, también para demostrar que la banda es pura, es decir, que contiene nada más que partículas que “no tienen diferencias obvias en la apariencia física”. (14)

El segundo paso en el ensayo del material 1,16g/ml es probar que las partículas son capaces de transcribir inversamente el ARN en ADN. Sin embargo, tal como el mismo Gallo advirtió acerca de la detección de partículas, inclusive aquellas que contienen transcriptasa inversa, ello no constituye una prueba suficiente para demostrar que una partícula es un retrovirus. La prueba completa depende de experimentos que: (a) obtengan partículas de un cultivo in vitro donde están separadas de cualquier otra cosa (aisladas), que demuestren que las partículas contienen proteínas y ARN pero no ADN y que las proteínas están codificadas por el ARN (el genoma viral); (b) demuestren que cuando se introducen las partículas en un cultivo in vitro de células no infectadas, las partículas entran en las células, se transcribe inversamente el ARN de las partículas en ADN, que se incorpora al ADN celular; (c) demuestren que a su vez estas células producen partículas semejantes a aquellas retrovirales; (d) demuestren que las partículas producidas por estas células contienen proteínas y ARN que son idénticos a los de las partículas originales introducidas en las células; (e) demuestren que los cultivos celulares idénticos a los cultivos en los que se introdujeron las partículas semejantes a las retrovirales  no producen partículas semejantes cuando se las cultiva exactamente en las mismas condiciones, pero sí lo hacen si en lugar de introducir partículas retrovirales, se introduce algún otro material de cultivo, como por ejemplo microvesículas celulares. Esto se debe al hecho que, a diferencia de cualquier otro agente infeccioso, todas las células contienen genomas retrovirales que, bajo condiciones apropiadas, se pueden manifestar en el cultivo in vitro. Es decir, puede conllevar la aparición de retrovirus conocidos como retrovirus endógenos. Por consiguiente, tanto las células en el cultivo de las que se obtuvo las partículas originales como el cultivo en el cual se introdujeron estas partículas, pueden producir partículas retrovirales idénticas aun en el caso en que las partículas que fueron introducidas no fuesen infecciosas. Por lo tanto es absolutamente imprescindible contar con grupos de control adecuados.

Así, para probar la existencia de un retrovirus, se deben aislar y analizar dos veces las partículas semejantes a las retrovirales. La primera vez para obtener y analizar los componentes de las partículas producidas en el primer cultivo. La segunda vez para probar que las partículas producidas, si por casualidad se produjo alguna, procedentes de las células en el segundo cultivo, son idénticas a las partículas ancestrales. Hay que advertir que en este procedimiento es decisivo el empleo de técnicas experimentales para controlar los efectos de la co-cultivación, agentes químicos y otros muchos factores que, por sí mismos, pueden inducir fenómenos retrovirales independientes de la infección retroviral exógena. (15-17)

Para concluir, al comienzo de los años 80, los retrovirólogos concordaron que para probar la existencia de los retrovirus primero se deben aislar (purificar) las partículas que se postulan, y el método para conseguirlo era el del bandeo en un gradiente de densidad.

Síntesis del artículo de Montagnier y colegas de 1983 publicado en Science

En 1983 Luc Montagnier y sus colegas del Instituto Pasteur y otros investigadores franceses publicaron un artículo al que se lo considera el primer estudio en donde se demostró la existencia del “VIH”. El artículo se intitula: “Aislamiento de un retrovirus linfotrópico T de un paciente que está a riesgo del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA)” (18), cuya autora principal era Francoise Barre-Sinoussi y cuyo co-autor era Jean Claude Chermann. La afirmación de los autores de haber aislado un retrovirus y de que así habían probado su existencia, se basaba en los experimentos siguientes:

1.   Los linfocitos procedentes de los ganglios linfáticos de dos pacientes con linfoadenopatías como también las células mononucleares de la sangre periférica de estos pacientes “fueron colocados en un medio de cultivo que contenía fitohemaglutinina (PHA), factor de crecimiento de las células T (TCGF), y antisuero contra el interferon humano... En los ratones, habíamos mostrado anteriormente que el antisuero contra el interferon podría aumentar la producción de retrovirus de 10 a 50 veces”. Se realizaron ensayos con regularidad en los sobrenadantes para detectar actividad de transcriptasa inversa (RT), empleando el iniciador sintético An.dT12-18. “Después de 15 días de cultivo in vitro, se detectó una actividad de transcriptasa inversa en el sobrenadante del cultivo de los ganglios linfáticos” de uno de los pacientes, el primer paciente. (No mencionan el nivel de actividad). “Los resultados obtenidos de los linfocitos de la sangre periférica cultivados del mismo modo sistemáticamente fueron negativos respecto a la actividad de transcriptasa inversa incluso después de 6 semanas”. Lo mismo sucedió en ambos cultivos procedentes del segundo paciente. Aparentemente, se consideró la detección de actividad RT como prueba de infección por un retrovirus.

2.   Se cultivaron linfocitos de un donante de sangre adulto y sano (no se indicaron las condiciones de cultivo) y después de tres días la mitad del cultivo fue co-cultivada con linfocitos procedentes del cultivo del paciente donde se detectó RT (no se indicaron las condiciones). “Se logró detectar actividad de transcriptasa inversa en el sobrenadante al quinceavo día de los co-cultivos”, (no se indicó el nivel de actividad) pero no en el cultivo del donante de sangre. (No se menciona si las condiciones en el cultivo del donante de sangre eran las mismas que en las del co-cultivo. Sin embargo, es obvio que las células del donante de sangre no fueron co-cultivadas con linfocitos procedentes de los ganglios linfáticos de pacientes que no estaban a riesgo de SIDA pero que sin embargo tenían anomalías similares, tanto clínicas como de laboratorio, a las del paciente número uno. Dado que el co-cultivo conlleva a la aparición de retrovirus endógenos, ésta es una omisión significativa del protocolo experimental).

3.   Se cultivaron linfocitos normales del cordón umbilical durante tres días (no se indicaron las condiciones de cultivo), después de lo cual se agregaron los sobrenadantes de la co-cultura y polibreno. “Después de un periodo de latencia de 7 días, se detectó un título relativamente elevado de actividad de transcriptasa inversa”. (De hecho, la actividad fue relativamente baja, no más de 8.000 conteos por minuto). Se informó de la presencia de una actividad de fondo qua alcanzaba 4.000 conteos por minuto. (19) Los “cultivos idénticos” a los cuales no se había agregado un sobrenadante, permanecieron negativos. (Puesto que no se agregó un sobrenadante, los cultivos no podían ser idénticos. Dado que el sobrenadante procedente de cultivos no infectados agregados a células no infectadas normales conlleva a la aparición de retrovirus endógenos, ésta también es una diferencia significativa). Los autores, comentando los resultados de los tres experimentos, escribieron: “Estas dos infecciones sucesivas muestran claramente que el virus se podía propagar en linfocitos normales procedentes tanto de neonatos como de adultos”. Aparentemente, también se consideró como prueba del “aislamiento” a las conclusiones de los tres experimentos; sin embargo, “El hecho de que este nuevo extracto se trataba de un retrovirus, fue indicado adicionalmente por su densidad en un gradiente de sacarosa, que era de 1,16”.

4.   Las pruebas procedentes de los gradientes de sacarosa se componían de dos partes. (a) el sobrenadante procedente de los linfocitos de la sangre del cordón umbilical, en donde se detectó actividad RT, fue bandeado en gradientes de densidad de sacarosa. Se informó de la detección de actividad RT máxima en la banda 1,16g/ml. (b) Se agregó la metionina al cultivo de linfocitos de la sangre del cordón donde fue detectada actividad RT [35S], es decir, metionina radiactiva, un aminoácido que se incorpora en las cadenas de proteínas que se desarrollan y cuya radiactividad permite detectar dichas proteínas. Se llevaron a cabo dos tipos de experimentos con este cultivo, uno con células, y el otro con el sobrenadante: (i) un extracto de célula fue lisado (roto) y centrifugado. Se agregaron diversos sueros además del sobrenadante celular (que contiene anticuerpos) y se electroforizaron las proteínas (fueron separadas mediante el uso de un campo eléctrico) sobre un gel en una lámina de poliacrilamida-SDS. Se halló que varias proteínas habían reaccionado, no sólo con los sueros procedentes de los dos pacientes con linfoadenopatías múltiples, sino también con los sueros procedentes de un donante sano y de una cabra sana. (ii) el sobrenadante del cultivo fue bandeado en un gradiente de densidad de sacarosa.

      Aunque no se hayan mencionado los estudios EM de la banda 1,16g/ml, se afirmó que la banda representaba “virus purificado y clasificado procedente del paciente 1” y se la hizo reaccionar con los sueros de los dos pacientes así como con los de los dos donantes de sangre sanos, y que fue tratada de la misma manera con la cual fue tratado el extracto celular. Aunque en los manuscritos publicados es virtualmente imposible distinguir proteínas que reaccionan con cualquier suero, aun con sueros procedentes de los dos pacientes, en el texto se afirma que “cuando se analizó el virus purificado [se lo hizo reaccionar con los sueros]  y marcado [la banda 1,16g/ml], se vieron tres proteínas importantes: la proteína p25 y las proteínas con pesos moleculares de 80.000 y 45.000. La aparición de la proteína 45K puede ser debida a contaminación del virus por medio de la actina celular que estaba presente en los inmunoprecipitados de todos los extractos celulares”. (cursivas añadidas) Los estudios EM del cultivo de linfocitos de la sangre del cordón “mostraron la presencia de partículas inmaduras características con gemación creciente y densa (de tipo C) en la membrana plasmática... El virus es un virus tumoral a ARN de tipo C típico”.

 Comentarios sobre las respuestas de Montagnier

A1. 1. Si “el cultivo, purificación del material por ultracentrifugación, micrografías mediante la microscopia electrónica (EM) del material que bandea a la densidad de los retrovirus, caracterización de aquellas partículas, prueba de la capacidad infecciosa de las partículas” no es un aislamiento real, entonces ¿Por qué en 1983 Montagnier y sus colegas afirmaron haber aislado el “VIH” mediante la realización de todos estos procedimientos, o la realización de todos estos procedimientos excepto uno (no han presentado ninguna micrografía EM del material bandeado)? ¿Por qué en el artículo de 1984, donde afirman haber llevado a cabo el primer aislamiento del “VIH” a partir de los hemofílicos, así como en otros artículos del mismo año en los cuales también afirman haber obtenido el aislamiento del “VIH”, han seguido o afirman haber seguido todos estos pasos excepto uno? (20-21) ¿Por qué en su estudio intitulado “Caracterización de la ADN polimerasa dependiente del ARN de un nuevo retrovirus linfotrópico T humano (virus asociado a la linfoadenopatía)” (22) afirmaron que el virus fue “purificado en un gradiente de sacarosa empleando la centrifugación isopícnica (8)”? La referencia número 8 es el artículo presentado por Sinoussi y Chermann en el Simposio Pasteur de 1972, donde remarcaron la importancia de demostrar que el material bandeado contiene nada más que partículas que “no presentaban diferencias obvias en la apariencia física”. (14)

2. El hallazgo de algunos o todos los fenómenos que Montagnier esboza no son prueba de aislamiento. Estos fenómenos sólo pueden ser considerados prueba de detección viral y luego, sí y solamente sí son específicos de los retrovirus. La palabra “aislamiento” deriva del latín “insulatus” que significa “transformado en una isla”. Se refiere a la acción de separar un objeto de toda la materia extraña que no es ese objeto. Aquí el objeto de interés es una partícula retroviral. Las palabras “aislamiento” y “transmisión” tienen significados diferentes y bien diferenciados. “Aislar” significa obtener un objeto, por ejemplo una partícula de retrovirus, separada de todo lo demás. “Transmitir” significa transferir un objeto (que puede ser aislado o no) de un lugar a otro, como por ejemplo de un cultivo a otro. Por lo tanto, aunque se suponga que ese “algo” que Montagnier y sus colegas transmitieron de un cultivo a otro, a través de células de transferencia o sobrenadantes de los cultivos, era un retrovirus, y que fue transmitido a un número infinito de cultivos sucesivos, aun no es prueba de aislamiento. Por ejemplo, si se tienen una serie de botellas con agua en las cuales la primera contiene un colorante añadido, después se toma una parte de la primera y se la coloca en la segunda, y de la segunda se pasa una muestra a la tercera, etc., evidentemente este procedimiento no aisló el colorante del agua.

Un cultivo contiene una miríada de cosas y por lo tanto, por definición, no es prueba de aislamiento de un objeto. El único modo posible de afirmar que se “hizo un cultivo del virus” es haber tenido prueba de la existencia del virus antes de hacer un cultivo. Lo único que Montagnier y sus colegas demostraron es la aparición de actividad RT en el co-cultivo con “linfocitos procedentes de un donante de sangre”. La detección de una enzima en un cultivo, aunque sea específica de los retrovirus, no es prueba de aislamiento. Por ejemplo, la medición de las enzimas cardíacas o hepáticas en caso de infarto de miocardio o hepatitis respectivamente, no puede ser interpretada como “aislamiento” del corazón o del hígado. El hallazgo en el cultivo de partículas con las características morfológicas de los retrovirus y actividad de transcriptasa inversa en el cultivo o en la banda 1,16g/ml, aunque sea “verdaderamente específica de los retrovirus” no es prueba de aislamiento retroviral. Aunque Montagnier y sus colegas sabían de antemano que algunas proteínas presentes en el cultivo o en la banda 1,16g/ml eran retrovirales, y que los pacientes tenían anticuerpos retrovirales que reaccionaron con esas proteínas, dicha reacción no es prueba de aislamiento. El razonamiento basado en analogías, o incluso en el conocimiento de otros retrovirus, no puede ser interpretado como prueba de aislamiento. Por ejemplo, la observación de algo en el océano que parece un pez (aunque sea un pez), no equivale a tener el pez en la sartén separado de todo lo otro que se encuentra en el océano.

3.  Estamos de acuerdo con Gallo que Montagnier y cols. no presentaron ninguna prueba de “aislamiento verdadero” de un retrovirus, cualquier retrovirus, ni viejo ni nuevo, ni exógeno ni endógeno.

4. El “conocimiento de otros retrovirus” demuestra que no todas las partículas con actividad RT y “propiedades visuales de retrovirus” son virus. Este es un hecho reconocido incluso por Gallo bastante antes de la era del SIDA. (23) Además demuestra que la RT no es “realmente específica de los retrovirus”. Las células no infectadas como también las bacterias y los virus además de los retrovirus presentan RT. Según algunos de los retrovirólogos más conocidos, entre los que se encuentran los mismos descubridores de la transcriptasa inversa, así como también Harold Varmus, premio Nobel y director del Instituto nacional de sanidad norteamericano, las transcriptasas inversas están presentes en todas las células, inclusive en las bacterias. (13,24-25) En efecto, la actividad RT fue hallada en diversas líneas celulares de las cuales se “aísla” el “VIH”, incluso en la H9 y la CEM, así como en los linfocitos normales aun cuando no están infectados por el “VIH”. (26-27) Los mismos Montagnier, Barre-Sinoussi y Chermann demostraron que la actividad RT no es específica de los retrovirus. En su artículo de 1972, Barre-Sinoussi y Chermann escribieron: “Había una actividad significativa en la zona de la muestra y en el máximo de sedimentación más veloz, que estaba compuesto principalmente por residuos celulares. Se puede explicar esta actividad enzimática a través de la presencia de partículas de algunos virus en estas zonas, y puesto que se halló una actividad polimerásica similar en células normales, se puede atribuir esta actividad enzimática principalmente a la enzima celular”. En esta entrevista, cuando Luc Montagnier responde a la pregunta 14, dice: “Por ejemplo, un día tuve un buen máximo de RT, que me dio F Barre-Sinoussi, con una densidad un poco más alta, de 1,19 ¡y lo controlé! Era un micoplasma, no un retrovirus”. Entonces, ¿Cómo es posible que Montagnier diga que la RT es específica de los retrovirus? Estamos de acuerdo en que la actividad RT es característica de los retrovirus. Sin embargo, “específico” no significa lo mismo que “característico”. Los pelos son característicos de los seres humanos pero no todos los animales con pelo son seres humanos.

5.  Aislar significa obtener un objeto separado de todas las otras cosas. Los retrovirus son partículas y ninguna “analogía” puede demostrar que se aisló una partícula retroviral. “El conocimiento de otros retrovirus” puede ayudar a elegir el mejor método para obtener el aislamiento. El “conocimiento de otros retrovirus” demuestra que el mejor método, pero de ninguna manera perfecto, para aislar y demostrar la existencia de los retrovirus, es llevar a cabo el bandeo isopícnico (densidad idéntica de partícula y porción del gradiente) y realizar todos los ensayos especificados en el simposio del Instituto Pasteur de 1972. Además, el “conocimiento de otros retrovirus” demuestra que no existe nada de específico en lo que respecta a la morfología de las partículas retrovirales, las reacciones proteína-anticuerpo e incluso en el bandeo a la densidad de 1,16g/ml en gradientes de densidad de sacarosa. Las partículas retrovirales bandean a una densidad de 1,16g/ml, pero no todo lo que se encuentra en esa densidad es un retrovirus, incluyendo las partículas con la morfología de partículas retrovirales. (11-13,28) Para que nos recordemos a nosotros mismos que es así, no se necesita más que considerar el “primer” retrovirus humano, el “HL23V”.

A mediados de los años 70, Gallo y sus colegas informaron acerca del aislamiento del primer retrovirus humano. De hecho, las pruebas acerca del aislamiento del “HL23V” superaron a las pruebas de Montagnier y cols. y a las de todos los otros respecto del “VIH” en al menos tres aspectos importantes. A diferencia del “VIH”, en el caso del “HL23V”, el grupo de Gallo (a) informó acerca de la detección de actividad RT en leucocitos frescos, no cultivados; (b) no necesitaron estimular sus cultivos celulares con agentes diferentes. (Tanto Montagnier como Gallo admiten que no se puede detectar ninguno de los fenómenos que ellos afirman que demuestran la existencia del “VIH” a menos que no se estimulen los cultivos con varios agentes); (c) publicaron una micrografía electrónica de partículas que se parecen a los virus que bandean a una densidad de sacarosa de 1,16g/ml. (23-29) Sin embargo, hoy en día nadie, ni siquiera Gallo, considera al “HL23V” como el primer retrovirus humano, y ni siquiera lo consideran como un retrovirus. (Para una discusión más detallada véase Papadopulos-Eleopulos y cols. (30-32) No debemos olvidar el siguiente conocimiento adicional acerca de los retrovirus: (a) la lección que nos brinda la enzima adenosin trifosfatasa. Como la RT, a esta enzima se la consideraba específica de los retrovirus y al menos en los años 50, fue utilizada no sólo para su detección y caracterización sino que también para su cuantificación. (8-11) Sin embargo, actualmente, se acepta que se trata de una de las enzimas más ampliamente difundidas. (b) un porcentaje de sueros mucho más elevada procedente de pacientes con SIDA y de aquellos que están a riesgo, reacciona más con proteínas de retrovirus endógenos que con sueros de sujetos sanos, el 70% contra el 3%. (33)

A2. 1. Es verdad que Montagnier y sus colegas hallaron un máximo de actividad RT a la densidad de 1,16g/ml. Sin embargo, el hallazgo de este máximo no es prueba de que la banda estaba compuesta por partículas de retrovirus, tanto puras como impuras. Por lo tanto, estas evidencias no pueden ser consideradas como prueba que “se cumplió el criterio de purificación”.

2. En la misma edición de Science, donde Montagnier y sus colegas publicaron sus estudios, Gallo señaló que “la cubierta viral que se requiere para tener capacidad infectiva es muy frágil, tiende a desprenderse cuando el virus gema de las células infectadas, por lo tanto vuelve a las partículas incapaces de infectar nuevas células”. Por eso Gallo afirmó que “se puede requerir contacto directo entre las células para que tenga lugar la infección retroviral”. (34) Actualmente todos los expertos del “VIH” están de acuerdo que, para que tenga lugar el contagio del “VIH”, la gp120 es absolutamente necesaria. En 1993 el mismo Montagnier dijo que para que las partículas del “VIH” sean infecciosas primero deben fijarse al receptor celular CD4 y que “La gp120 es responsable de la adhesión del receptor CD4”. (35-36) Sin embargo, hasta la fecha nadie publicó ninguna micrografía EM de partículas libres de células que tengan el tamaño de partículas retrovirales y que también tengan protuberancias, puntas, es decir la gp120, ni siquiera Han Gelderblom y sus colegas del Instituto Koch de Berlín que han realizado los estudios de microscopia electrónica más detallados de las partículas presentes en los cultivos/co-cultivos que contienen tejidos procedentes de pacientes de SIDA. En una de sus publicaciones más recientes donde se discute este argumento, ellos calculan que inmediatamente después de haber sido producidas, las “partículas del VIH” tienen un promedio de 0,5 protuberancias por partícula, pero también señalaron “que era posible que estructuras que se asemejan a protuberancias hayan sido observadas aun cuando no estaba presente la gp120, es decir, falsos positivos”. (37)

Esto significa que ni Montagnier ni sus colegas ni nadie más posteriormente fue capaz de infectar los cultivos con células procedentes de donantes sanos, de linfocitos del cordón umbilical o de cualquier otro cultivo con el “VIH purificado”, y ni siquiera con células procedentes de los fluidos libres de células (el sobrenadante de los cultivos) aunque el virus “purificado” no contuviera otra cosa que partículas. Es decir, es imposible que Montagnier y sus colegas hayan obtenido alguna capacidad infecciosa, ni siquiera “un poco” con el sobrenadante del cultivo o con el “virus purificado clasificado”. Por la misma razón la “segunda cepa” no pudo haber sido contaminada por “la primera”. Además, puesto que Montagnier y cols. proporcionaron a Gallo sobrenadantes libres de células, habría sido imposible que los cultivos de Gallo hubiesen sido contaminados por el BRU, LAI o una mezcla de ambos.

3. El virus de Montagnier no procedía “de un paciente asintomático”, sino que de un paciente con “linfoadenopatía y astenia”. Ni en su estudio ni tampoco hoy, después de casi quince años del “VIH”, existe ninguna prueba de la existencia de un retrovirus humano que tenga la capacidad de “matar células”. El estudio que ahora se menciona más a menudo como prueba de que el “VIH” mata las células T4, y que se lo considera el “sello distintivo” del SIDA, fue publicado en 1984 por Montagnier y sus colegas. Ellos cultivaron células CD4+ (T4) procedentes de un paciente hemofílico que era “portador asintomático de un virus”, “en presencia de fitohemaglutinina (PHA) seguida de IL-2”. Detectaron actividad RT en el cultivo y “partículas de virus caracterizadas por un núcleo excéntrico pequeño”. Midieron el número de células T4 (CD4+) en el cultivo contando el número de células capaces de fijar un anticuerpo monoclonal al que se lo considera específico en relación a la proteína CD4. Con el pasar del tiempo, el número de células que eran capaces de hacerlo disminuyó. Al discutir su hallazgo, escribieron: “Este fenómeno fascinante puede ser debido a una modulación inducida por un virus en la membrana celular, o por un impedimento estérico del sito de enlace del anticuerpo”, es decir, la disminución no es debida a la eliminación de células. (38-39)

Dados sus resultados, no sorprende la conclusión de que la disminución de células T4 no es debida a la eliminación de células. Sin embargo, lo que sí sorprende es su conclusión que el efecto puede ser inducido por el “virus”. Montagnier y sus colegas eran conscientes de la prueba experimental que demostraba que bajo ciertas condiciones (incluida la exposición a la PHA, IL-2 y a otros agentes oxidantes), la disminución de células T4 tiene lugar en ausencia del VIH. En este tipo de cultivo, las células T pierden su marker CD4 y adquieren otros markers, incluyendo el CD8, mientras el número total de células T permanece constante. (40-43) Además tenían pruebas de que en las “células infectadas, no se puede detectar este fenómeno a menos que se estimule el cultivo con sustancias como la PHA o antígenos”. (Las proteínas como las proteínas “no-VIH” presentes en los cultivos “infectados”(39)). Dados los hechos mencionados es aun más sorprendente que Montagnier y sus colegas no hayan tenido grupos de control, es decir, cultivos de células T4 procedentes de pacientes que no estaban a riesgo de SIDA, pero que sin embargo estaban enfermos, y a las cuales añadieron PHA e IL-2. Gallo y sus colegas informaron acerca de dichos experimentos en 1986, que presentaron resultados en tres cultivos celulares que contenían un 34% de células CD4, que para comenzar: Un cultivo fue “infectado” y estimulado con PHA, el otro no fue infectado pero fue estimulado con PHA y el tercero no fue ni infectado ni estimulado. Después de dos días de cultivo, la proporción de células CD4+ en el cultivo estimulado-no infectado y en el estimulado-infectado era del 30% y del 28% respectivamente, mientras que a los 6 días el número era del 10% y del 3%. El número de células CD4+ no cambió significativamente en el cultivo no infectado y no estimulado. (44)

Para 1991 Montagnier y sus colegas habían realizado experimentos con células no infectadas y no estimuladas cuando estudiaron la apoptosis inducida por el “VIH”, que se la consideraba (y aun es considerada por muchos) el mecanismo de principio por el cual el “VIH” mata las células. Demostraron que en cultivos celulares CEM intensamente “infectados por el “VIH”, y en presencia del agente de remoción del micoplasma, la muerte celular (apoptosis) es máxima a los 6 o 7 días posteriores a la infección, “mientras la producción máxima de virus tenía lugar entre 10 y 17 días después”, es decir, el efecto máximo precedía a la causa máxima. En las células CEM “infectadas” crónicamente y en la línea de células monolíticas U937, no se detectó ninguna apoptosis, aun cuando “estas células producían continuamente virus infeccioso”. En los linfocitos CD4 aislados de un donante normal, estimulados con PHA e “infectados por el VIH” en presencia de IL-2, se detecta la apoptosis 3 días después de la infección y es claramente obvia al cuarto día.  “Es fascinante que al quinto día” se pudo detectar la apoptosis en células “no infectadas”, pero estimuladas con PHA. Ellos concluyeron: “Estos resultados demuestran que la infección por VIH de las células mononucleares de la sangre periférica causa apoptosis, un mecanismo que también podría tener lugar en ausencia de infección a causa del tratamiento mitogénico de estas células”. (45) En conclusión, todos los resultados disponibles actualmente demuestran que la “infección por el VIH”, en ausencia de agentes estimulantes, ni disminuye el número de células T4 ni induce apoptosis, mientras que los agentes estimulantes (semejantes a los que están expuestos los pacientes que están a riesgo de desarrollar SIDA) lo hacen en ausencia del “VIH”. Es decir, ni el “VIH” con el cual Montagnier y sus colegas se “tropezaron” al comienzo, ni ningún otro “VIH” desde entonces demostró que “mataba células”.

A3. Los retrovirus no son nociones esotéricas, nucleares o cosmológicas cuya existencia postulada sólo puede ser deducida partiendo de observaciones indirectas. Son partículas que pueden ser vistas, aunque no a simple vista. Puesto que Montagnier y sus colegas admiten que no ven partículas en la banda 1,16g/ml que tengan la morfología de los retrovirus, afirmar la presencia de un retrovirus, y aun menos la de un “virus purificado”, es un hecho que no ha sido probado en absoluto y resulta imposible creerlo. La banda 1,16g/ml puede ser comparada a una red de pesca. La diferencia es que la banda captura objetos según su densidad, no según su tamaño. Imaginad a un pescador que ve en el océano varios objetos diferentes, algunos de los cuales pueden ser peces. Tira la red, espera, y cuando recupera la red, realiza un examen completo del contenido y demuestra que contiene varias criaturas marinas, pero nada que se parezca a un pez. Sin embargo, aunque pueda parecer extraño, afirma haber pescado un pez. De hecho, afirma que la red no contiene otra cosa que puros peces.

A4. Aunque la gemación desde la membrana celular es el modo con que surgen las partículas virales, este proceso no es específico de los virus. Es decir, sólo porque una partícula gema y tiene las características morfológicas de las partículas retrovirales, ello no prueba de que sea un retrovirus. Que esto es así puede ser ilustrado por dos hechos y mencionando a dos de los retrovirólogos más conocidos: “Partículas semejantes a los virus y en gemación” han sido halladas “en líneas de células T CEM, H9 y C8166” no infectadas; “En 2 líneas celulares B transformadas en EBV ; y en cultivos de células linfoides humanas primarias procedentes de la sangre del cordón, que fueron estimuladas con PHA o no y que han sido desarrolladas con o sin  suero y en linfocitos del cordón directamente después de la separacion Ficol” (46) (cursivas añadidas).  Después de un estudio exhaustivo in vivo dirigido por O’Hara y colegas de Harvard, se hallaron las “partículas del VIH” en 18-20 (90%) de los pacientes con ganglios linfáticos inflamados atribuidos al SIDA. Estos resultados llevaron a los autores a concluir que “La presencia de dichas partículas no indica por sí misma infección por el VIH”. (47)

En 1986, discutiendo el “Primer aislamiento del HTL-III”, Gallo y sus colegas escribieron: “En el momento en que obtuvimos el LAV, existía una controversia apoyada por diversos expertos en la morfología de los virus, acerca de si las partículas mostradas por la micrografía electrónica publicadas en Science por Barre-Sinoussi y cols. eran un virus arena... Puesto que consideraban que la mera detección de partículas de virus en cultivos de pacientes con SIDA y ARC era insuficiente para confirmar científicamente nuestra hipótesis según la cual dichas partículas estaban implicadas en la etiología de la enfermedad, primero decidimos obtener reactivos específicos contra el nuevo virus para poder publicar resultados concretos acerca de la etiología del SIDA”. (48) Según Peter Duesberg, “las partículas y proteínas del “VIH” podrían reflejar material completamente no viral”. (49)

A5. En su estudio, Montagnier y sus colegas escribieron: “La microscopia electrónica de linfocitos infectados del cordón umbilical mostró partículas inmaduras características con gemación densa creciente (de tipo C) en la membrana plasmática... Este virus es un virus tumoral a ARN de tipo C característico”. En 1984, Montagnier, Barre-Sinoussi y Chermann informaron que su virus era “morfológicamente similar a las partículas D como aquellas que se hallan en el virus Mason-Pfizer o en el virus recientemente aislado de los simios con SIDA”. (38) (Para 1984, los investigadores de los centros de investigación sobre primates  en los Estados Unidos, afirmaron la existencia de SIDA en los monos y que la causa del SIDA era un retrovirus de tipo D típico semejante al virus de Mason-Pfizer, es decir, un retrovirus de tipo D típico, e indicaron que el SIDA de los monos y estos retrovirus podrían ser útiles en el estudio del SIDA en los seres humanos y también del VIH”).

En el mismo año, incluso en otra publicación, Montagnier y cols. afirmaron que las partículas del “VIH” tenían una “morfología semejante a la del virus de la anemia infecciosa equina (EIAV), y a la de las partículas de tipo D”. El EIAV y el virus visna no son ni retrovirus de tipo C ni de tipo D, sino que son lentivirus, es decir, virus que tienen una morfología totalmente diferente y a los que se considera que inducen enfermedades mucho después de la infección. (En el momento en que se publicó este artículo se tuvo conciencia de que los pacientes que tenían un test de anticuerpos contra el “VIH” positivo no desarrollaban SIDA inmediatamente, es decir, había un retraso entre el test positivo y la aparición del SIDA). Es de lo más asombroso que la morfología del mismo virus sea capaz de cambiar género, partiendo de un tipo C típico, a una partícula de tipo D típica, y después a una subfamilia completamente diferente, es decir, un lentivirus típico, aparentemente a discreción. (La familia retroviridae está dividida en tres subfamilias: oncovirinae, lentivirinae y espumavirinae. A su vez los oncovirinae se dividen en los géneros de partículas de tipo B, C y D. Estos resultados son análogos a la descripción de una nueva especie de mamífero, como un ser humano, un gorila o un orangután).

A6. 1. Además de los retrovirus, otras partículas pueden tener “el conjunto de las propiedades” (densidad, RT, gemación y analogía con el virus visna). Se deduce que la detección de partículas que tienen este “conjunto de  propiedades” no es prueba de que las partículas detectadas sean retrovirus. De hecho, Montagnier y sus colegas no informaron acerca de la detección de partículas del “VIH” que tuvieran este “conjunto de propiedades”. Puesto que Montagnier y sus colegas no fueron capaces de hallar partículas con las características morfológicas de los retrovirus a la “densidad” de 1,16gm/ml, aun después de “un esfuerzo enorme”, se deduce que la evidencia acerca de la existencia del “VIH” procedente del gradiente de densidad no solo no era específica, sino que tampoco existía.

 (Este hecho por sí mismo es suficiente para descartar cualquier afirmación como prueba de la existencia de un retrovirus, independientemente de las otras cosas que encontraron en cualquier lugar, incluyendo las partículas en gemación procedentes de la superficie de la célula, las partículas que asemejan a los retrovirus en el cultivo, la RT a la “densidad” o las proteínas a la misma densidad que reaccionan con los sueros de los pacientes).

2. Es verdad que Montagnier y cols. informaron de haber detectado actividad RT a la densidad de 1,16g/ml, pero puesto que: (a) Barre-Sinoussi y Chermann aceptan que las células y los fragmentos celulares también presentan actividad RT; (b) en la banda 1,16g/ml no se vieron partículas con las características morfológicas de retrovirus; (c) a esa densidad Montagnier y cols. hallaron fragmentos celulares, por lo cual se deduce que las pruebas acerca de la existencia del “HIV” mediante la detección de actividad RT a esa densidad no sólo no era específica sino que tampoco existía. Dados los hechos que: (a) existen diferencias significativas en el carácter de los procesos de gemación entre las partículas de tipo C, de tipo D y los lentivirus50 y en el hecho que en 1983 Montagnier y cols. indicaron que sus retrovirus eran de tipo C y en 1984 que eran de tipo C o de tipo D, e incluso más tarde ese mismo año que eran EIAV; (b) el virus visna y el EIAV son lentivirus, por lo que se deduce que al menos hasta mediados de 1984, las pruebas de Montagnier y cols. acerca de la existencia del “VIH” (siempre que el “VIH” sea un lentivirus) procedente de “micrografías de la gemación” y la analogía con el EIAV y con el virus visna no sólo no era específica sino que tampoco existía.

A7. Estamos de acuerdo en que existen retrovirus endógenos (pero es interesante saber que hasta 1994 “no existen retrovirus endógenos humanos conocidos”(51)). A estos retrovirus endógenos no se los puede distinguir de los retrovirus exógenos ni morfológicamente ni químicamente. Además, existen pruebas que demuestran que el 70% de los pacientes de SIDA y aquellos que están a riesgo comparado con el 3% de los sujetos que no están a riesgo, tienen anticuerpos contra retrovirus endógenos. (33) Dados estos hechos y las condiciones de cultivo que Montagnier y sus colegas y todos los otros investigadores del “VIH” emplean para detectar el “VIH”, junto con los resultados disponibles actualmente sobre el “VIH” y el SIDA, es más probable que el “VIH” (si se probara su existencia) sea un retrovirus endógeno en lugar de un retrovirus exógeno.

Parte de los resultados relacionados con las condiciones de cultivo se pueden resumir de esta manera: En cultivo, las células a la larga comienzan a producir retrovirus endógenos. La aparición de retrovirus endógenos puede ser acelerada y se puede aumentar el rendimiento hasta un millón de veces estimulando el cultivo con mitógenos, mediante el co-cultivo o agregando al cultivo el sobrenadante procedente de cultivos celulares normales, no estimulados. De hecho, en el lejano 1976, los retrovirólogos reconocieron que “el no aislamiento de virus endógenos de ciertas especies puede reflejar la limitación de las técnicas de co-cultivo in vitro”. (52) Para detectar el “conjunto” de las “cuatro características del “VIH”, Montagnier y cols. (así como todos los demás) emplearon al menos dos de las técnicas mencionadas anteriormente. De hecho, tanto Montagnier como Gallo admiten que no se puede detectar ni siquiera una de las cuatro “características” a menos que no se estimulen los cultivos. Análogamente, parte de los resultados relacionados con el “VIH” y el SIDA pueden ser resumidos de esta manera:

 (a) Es verdad que los retrovirus endógenos puede que no tengan un rol patológico en el SIDA, pero también es verdad que hasta la fecha tampoco existe dicha prueba acerca del “VIH”. (53) Según Montagnier y Gallo el “sello distintivo” de la inmunodeficiencia en el SIDA es la disminución de las células T4, lo cual se considera que es el resultado de la eliminación de las T4 por parte del “VIH”. Sin embargo, ya en el lejano 1984 Montagnier y sus colegas admitieron que al menos in vitro la disminución observada de las células T4, después de la infección provocada por el “VIH”, no se debe a la eliminación de las células sino al enlace reducido del anticuerpo T4 (CD4) a las células. Dos años después los experimentos del grupo de Gallo demostraron más allá de toda duda que la disminución de las células T4 (del enlace de anticuerpos CD4) no era debida a la infección por el “VIH” sino a la PHA que estaba presente en la preparación del “VIH”. Tal como se mencionó, ya al comienzo de la era del SIDA, existían pruebas más que suficientes de que el tratamiento de los cultivos celulares con PHA y otros agentes oxidantes lleva a la disminución del enlace del anticuerpo CD4 y a un aumento del enlace del anticuerpo CD8, es decir, la disminución de las células T4 estaba acompañada por un aumento de las células T8, mientras que el número total de células permanecía constante.

Los pacientes con SIDA y los sujetos que pertenecen a grupos que están a riesgo de SIDA están expuestos continuamente a agentes oxidantes potentes. Actualmente se acepta que en los pacientes con SIDA y en aquellos que están a riesgo, la disminución de las células T4 está acompañada por un aumento de las T8, mientras que el número de células T4 + T8 permanece constante. (53) Además, es interesante notar que en el lejano 1985 Montagnier escribió: “Este síndrome [SIDA] tiene lugar en una minoría de personas infectadas, que por lo general tienen en común un pasado de estimulación antigénica e inmunodepresión antes de la infección por LAV” (54), es decir, Montagnier reconoció que en el grupo que está a riesgo de SIDA, la inmunodeficiencia precede a la infección por el “VIH”. En 1984 Montagnier y sus colegas incluidos Barre-Sinoussi y Chermann afirmaron que “Para tener pruebas concretas se necesitará llevar a cabo una experimentación en los animales donde dichos virus [LAV, HTLV-III=VIH] puedan inducir una enfermedad semejante al SIDA”. Hasta la fecha, no existe ninguna experimentación de este tipo. Sin embargo, cuando Montagnier fue perseguido por el premio Nobel Kary Mullis para que presentase al menos un artículo científico demostrando la teoría del VIH como causa del SIDA, Montagnier le aconsejó lo siguiente: “Por qué no menciona el trabajo sobre el SIV” (Virus de inmunodeficiencia de los simios);(55)

 (b) A diferencia de los retrovirus endógenos que se transmiten de modo vertical, se considera que el “VIH” se transmite horizontalmente especialmente a través del coito. En efecto, actualmente por lo general se acepta que la inmensa mayoría de los sujetos se infectaron a través del contacto heterosexual. Según Montagnier y Gallo, el primer estudio que demostró sin lugar a dudas que el “VIH” es un virus transmitido de modo bidireccional y heterosexual fue publicado en 1985 por Redfield y cols. Sin embargo, en un libro publicado en 1990 intitulado SIDA y sexo, sus editores, Bruce Voeller, June Machover Reinisch y Michael Gottlieb, discutiendo este estudio transversal así como otros estudios similares, escribieron: “investigadores del gobierno publicaron resultados que indican que el personal de las fuerzas armadas norteamericanas infectado por el VIH-1 había contraído el virus a través de las prostitutas, lo que desencadenó demandas para que se aumenten las campañas contra la prostitución. Pero cuando los soldados infectados fueron entrevistados por investigadores no militares de los cuales se fiaban, quedó claro que casi todos habían sido infectados a través del uso de drogas intravenosas o el contacto homosexual, actos por los cuales podían ser expulsados de las fuerzas armadas, lo que evitó que fueran sinceros con los primeros investigadores militares. En cada uno de estos estudios defectuosos publicados, los investigadores, editores de periódicos y científicos revisores del trabajo de los colegas no corrigieron errores que habrían debido ser detectados”.

En 1991, Nancy Padian del Departamento de epidemiología y bioestadística de la Universidad de California y sus colegas, que hasta la fecha han realizado los estudios más completos sobre transmisión heterosexual, discutiendo el estudio de Redfield y cols. así como otros estudios que afirmaban probar dichas transmisiones, escribieron lo siguiente: “Tal vez estos estudios no fueron controlados adecuadamente en lo que se refiere a otras vías de transmisión no sexuales y desconcertantes como los riesgos asociados al uso de drogas intravenosas. A primera vista, los casos que parecen atribuirse a una transmisión heterosexual, en realidad, después de una entrevista a fondo, pueden ser relacionados con otras fuentes de riesgo...puesto que los estudios asociados no son, por definición, muestras casuales, y la mayoría de los resultados referidos se basan en análisis retrospectivos o transversales, algunos estudios podrían seleccionar en exceso parejas en las cuales ambos miembros de la pareja están infectados, porque dichas parejas pueden ser identificadas más fácilmente, y por lo tanto condicionan los porcentajes de transmisión. Además, a menudo es difícil establecer la fuente de infección en dichas parejas. Cuando están disponibles pocos resultados posibles, alistar parejas monógamas en las cuales el estado serológico del compañero es desconocido, tal como fue el caso de la mayoría de las parejas en este estudio, es uno de los únicos modos de controlar este condicionamiento”. (56) En efecto, no existe prueba, analizando los estudios prospectivos, siendo pocos, de que el “VIH” se transmite sexualmente. (57-58) Durante su estudio de diez años, de manera innegable el más largo y mejor estudio de su tipo, Padian (59) y sus colegas no ahorraron ningún esfuerzo en la tentativa de probar que el “VIH” se transmite a nivel heterosexual.

Había dos partes en el estudio de Padian, una transversal y la otra prospectiva. En la primera, de 360 compañeras de varones infectados procedentes de casos archivados, “El contagio infeccioso constante por contacto en lo que se refiere a la transmisión del varón a la mujer, fue calculado de 0,0009”. Los factores de riesgo para la seroconversión fueron: (i) coito anal. (El mismo Montagnier mostró que un test de anticuerpos positivo se vuelve negativo y que un conteo bajo de células T4 se vuelve normal interrumpiendo el coito anal, lo que significa que el resultado positivo no es debido a un retrovirus; (60) (ii) tener compañeros que contrajeron esta infección a través del uso de drogas (la misma Padian dice que esto significa que las mujeres también pueden ser usuarias de drogas intravenosas); (iii) la presencia en la mujer de STDs (anticuerpos contra sus agentes causantes) que pueden presentar una reacción cruzada con las proteínas del “VIH”; (31) De 82 varones negativos que eran compañeros de mujeres positivas procedentes de casos archivados, en sólo dos hubo seroconversión. Estimaron que la posibilidad de transmisión de la mujer al varón era 8 veces más baja que la del varón a la mujer. Padian misma cuestionó la validez de estos dos casos. Con respecto al primer caso ella dio varias razones en 1991, cuando se informó de este caso por primera vez. En el segundo caso mencionaron el hecho de que “es asombroso que la clamidia fue transmitida simultáneamente o casi al mismo tiempo que la transmisión del VIH”, es decir, el test de anticuerpos del “VIH” positivo apareció en el momento en el que el varón se infectó con la clamidia.

En el estudio prospectivo que comenzó en 1990, afirmaron lo siguiente: “Controlamos durante un tiempo 175 parejas discordantes en lo que se refiere al VIH, formando un total de aproximadamente 282 parejas controladas al año... La duración del control más largo fue de 12 visitas (6 años). No observamos seroconversiones después de haber entrado en el estudio...En el último control, las parejas eran mucho más propensas a la abstinencia o a usar profilácticos constantemente... Sin embargo, sólo el 75% informó que utilizaba el profiláctico de manera regular durante  los 6 meses anteriores a su visita final de control”. Nótese que no solamente se informó acerca de la seroconversión únicamente en el estudio transversal, sino que todos los casos habían sido diagnosticados antes de 1990. Sin embargo: (i) Todos los expertos del “VIH” están de acuerdo en que la especificidad de los tests empleados entonces era inferior a la de los tests empleados actualmente; (ii) Los criterios del WB empleados entonces para definir la “infección” actualmente no son suficientes. Aunque se acepten los resultados de Padian y cols. procedentes del estudio transversal, ellos han calculado que, por cada contacto, el riesgo de que un varón no infectado se contagie la infección del “VIH” de su compañera infectada es de 0,00011 (1/9000). Ello significa que, en promedio, los varones que tienen relaciones sexuales diariamente con una compañera infectada durante dieciséis años (es decir, 6.000 contactos a 365 al año), tendrían una posibilidad del 50% de infectarse. Si en promedio la relación sexual tiene lugar una vez por semana, entonces le llevaría ciento quince años alcanzar la misma probabilidad. Bajo esas circunstancias, se cabría preguntarse cómo hizo el “VIH” para convertirse en una epidemia como consecuencia de la transmisión heterosexual bidireccional.

A8. 1. En el estudio de Montagnier y cols. de 1983, sólo la detección de actividad RT en los cultivos de linfocitos estimulados procedentes de un homosexual fue considerada prueba de que el sujeto estaba infectado por un retrovirus. El hallazgo de la misma actividad en el sobrenadante de un co-cultivo de las mismas células con linfocitos procedentes de un donante de sangre sano fue considerada prueba de la transmisión del retrovirus desde los linfocitos del homosexual a los linfocitos del donante y también  como prueba de aislamiento del virus. Sin embargo, transmitir una actividad (la RT) no es lo mismo que transmitir un objeto (un retrovirus).

Además, puesto que los linfocitos no infectados por el “VIH”, así como muchas bacterias y virus, además de los retrovirus, tienen actividad RT (se señaló la actividad RT en diversas líneas celulares no infectadas por el “VIH” empleadas para aislar el VIH como la H9 y la CEM, y en el lejano 1972, en los linfocitos normales estimulados con la PHA), el hallazgo de actividad RT en cultivos de linfocitos sucesivos, cada uno de los cuales contiene material que se originó en un cultivo anterior, tampoco es prueba de transmisión de la actividad RT. Para ilustrar lo que han hecho Montagnier y sus colegas, volvamos a la analogía del pescador y su red: Supongamos que el pescador lanza su red y pesca algunas criaturas marinas, deja algunas en la red como cebo y después la tira otra vez. Esta vez, además de las criaturas marinas, pesca otros peces. Saca los peces, deja algunas criaturas marinas en la red, la tira otra vez y esta vez pesca aun más peces. El pescador repite el procedimiento varias veces y cada vez pesca más peces. Como Montagnier y cols. que quitan las células y reutilizan los sobrenadantes, el pescador quita peces y reutiliza las criaturas marinas (“el cebo”). Obviamente los peces pescados en la red no descienden del “cebo”. El objetivo del cebo es el de crear las condiciones adecuadas para que los peces aparezcan en la red. (En efecto, los verdaderos pescadores se pasan la vida entera determinando las condiciones adecuadas). Todo lo que el pescador está “transmitiendo” es el medio para pescar los peces, no los peces en sí mismos. Análogamente, parece que Montagnier y cols. “transmiten” las condiciones para generar actividad RT, por lo que crean la ilusión de que “transmiten” actividad RT.

2. El hecho de contar con un máximo de actividad RT no es ninguna prueba de tener “replicación” de un retrovirus. Seguir las huellas de la RT no es lo mismo que seguir las “huellas del virus”.

3. Supongamos que se haya aislado un retrovirus y que haya sido probada su existencia en cultivos con tejidos procedentes de los seres humanos. “La primera cuestión planteada” por Nature es la siguiente: “¿Se trata de un retrovirus endógeno? Sólo cuando se tiene evidencia que no se trata ni de un retrovirus humano exógeno ni tampoco endógeno, se puede plantear la cuestión de la “contaminación de laboratorio” con retrovirus animales.

4. Lo que el paciente tenía era anticuerpos que reaccionaban con una proteína que, en gradientes de densidad de sacarosa, bandeaba a 1,16g/ml. Puesto que a esa densidad Montagnier y sus colegas no lograron encontrar partículas con las características morfológicas de un retrovirus, no existía evidencia de que esta proteína era retroviral. De hecho ellos no tenían ninguna prueba de que la proteína estaba representada también en partículas no retrovirales, ni en ninguna partícula en absoluto presente a esa densidad.

5. Si Montagnier y sus colegas de alguna manera sabían de antemano que la proteína que bandeaba a 1,16g/ml y que reaccionaba con el suero del homosexual era la proteína de un retrovirus que estaba presente en sus linfocitos (y no en los linfocitos del donante sano o del cordón umbilical), y al mismo tiempo también sabían que los anticuerpos se dirigían contra “su propio virus”, ¿Por qué era necesario contar con todos estos experimentos para probar su existencia?

A9. Pese a que ellos contaban con actividad RT, a la densidad de 1,16g/ml no tenían pruebas acerca de la existencia de partículas retrovirales y por lo tanto la actividad no podía ser considerada como prueba de la existencia de dichas partículas.

A10. En 1983, Montagnier, Barre-Sinoussi, Chemann y sus colegas probaron la existencia de la enzima transcriptasa inversa “utilizando las condiciones iónicas descriptas con respecto al HTLV-I”, es decir, “5mM Mg2+” y “poli(A).oligo-(dT)12-18 como iniciador”. Estas condiciones y este iniciador puede que sean característicos de los retrovirus pero no son específicos de la RT retroviral ni de hecho de ninguna RT. Aun antes de la era del SIDA se sabía que este iniciador, bajo las condiciones determinadas por Barre-Sinoussi, Montagnier y sus colegas, puede ser transcripto no sólo por la transcriptasa inversa sino que también por las polimerasas del ADN celular. Basta mencionar el estudio intitulado: “Características de la polimerasa a ADN dependiente del ARN [RT] de un nuevo retrovirus linfotrópico T humano (virus asociado a la linfoadenopatía)” (el “VIH”) donde Montagnier, Barre-Sinoussi, Chermann y sus colegas “caracterizaron” la RT del “VIH”. Allí emplearon las mismas condiciones iónicas que en 1983 y tres iniciadores, es decir, “el ADN activado”, el poly (A).oligo-(dT)12-18 y el poly Cm.oligo-dG 12-18. Señalaron que mientras que el poly Cm.oligo-dG 12-18, “un iniciador específico de la transcriptasa inversa” fue transcripto sólo por las células “infectadas por el VIH”, el “ADN activado” y el poly (A).oligo-(dT)12-18 fueron transcriptos tanto por las células infectadas como por las no infectadas.22 Es decir, hallar actividad RT empleando un iniciador An.dT12-18 aun no es prueba de la existencia de RT y aun menos de la existencia de una RT retroviral.

A11. Sin comentarios.

A12. Sin comentarios.

A13. Estamos de acuerdo con Montagnier en el hecho que cuando se emplean cultivos de linfocitos infectados por retrovirus exógenos como el MT2, MT4 y H9 (HUT-78), que proceden de pacientes con “leucemia de las células T4 de los adultos”, que se considera la causa del HTLV-I, “es una verdadera mezcla”. Sin embargo, dada la existencia de retrovirus endógenos, cuando se emplean linfocitos procedentes de individuos normales y linfocitos del cordón umbilical, el resultado es aun “una verdadera mezcla”. Tal vez se trata de una mezcla diferente, pero de todos modos es “una sopa real”.

A14. Estamos de acuerdo en que los pacientes con SIDA y aquellos que están a riesgo están infectados por un “montón de cosas”. Además, los cultivos con tejidos procedentes de estos pacientes además de estos agentes, también pueden ser infectados in vitro con otros agentes, como los micoplasmas.

A15. Puede ser cierto que a veces es más fácil detectar una partícula con las características morfológicas de los retrovirus en un cultivo que en el plasma. Sin embargo, puesto que el “concentrado” viral se obtiene del sobrenadante del cultivo y puesto que por definición un “concentrado” tendría que tener más partículas por unidad de volumen que el sobrenadante del cultivo, se deduce que debería ser mucho más fácil ver una partícula en el concentrado que en el cultivo. Puesto que Montagnier y sus colegas “no vieron nada importante” en el “concentrado”, es decir, en la banda a 1,16g/ml, entonces ¿Por qué en su artículo de 1983 afirmaron que el “concentrado” no sólo contenía partículas virales sino que incluso contenía un virus “purificado”? En la micrografía al microscopio electrónico que publicaron Montagnier y sus colegas incluyendo a Charles Dauget, hay gemaciones en la superficie celular, algunas de las cuales son más pronunciadas que las otras. ¿Pero cuáles son las pruebas de que son virus o de que están en vías de convertirse en virus?

A16. Estamos de acuerdo en que podría ser cualquier cosa.

A17. Estamos de acuerdo en que a veces la experiencia puede permitirnos distinguir entre partículas retrovirales y otras partículas semejantes a los virus empleando características morfológicas. Sin embargo, hay partículas que NO son virus (incluso los retrovirus) que presentan características morfológicas idénticas a los retrovirus. Por lo tanto, a partir de los factores morfológicos, tanto las gemaciones como las partículas libres de células no pueden ser consideradas retrovirus. Además, los cultivos de tejidos procedentes de pacientes con SIDA contienen una plétora de partículas semejantes a los virus con diámetros que van desde los 65 hasta los 250nM, formas que son esféricas, angulosas o con forma de lágrima, superficies con o sin puntas, y que contienen núcleos con forma de cono, de barra, centrosimétricos y tubulares, como también núcleos dobles y una mezcla de núcleos. Como las diversas partículas de taxonomía variable a las que se las considera como la partícula del VIH, ninguna de estas partículas fue purificada y caracterizada y, tal como sucede con el VIH, no queda más que conjeturar acerca de su origen y rol. (9,61-64)

A18. Si ellos no purificaron las partículas, ¿Por qué afirman de haberlo hecho y continúan afirmándolo hasta el momento de esta entrevista?

2. Es verdad que señalaron haber hallado el máximo de actividad RT a la densidad de 1,16g/ml, es decir, a la densidad en la cual afirmaron tener un “virus purificado, clasificado”. Sin embargo, ¿Cómo es posible afirmar que la actividad RT “era justo la de un retrovirus”, si ellos “no alcanzaron el máximo...o no funcionó”, es decir, si a ese máximo ni siquiera encontraron partículas que se asemejan a los retrovirus, amén de los retrovirus? Para transmitir un retrovirus de un cultivo a otro, primero se debe probar la existencia de un retrovirus en el primer cultivo. “Transmitir” fenómenos no específicos no es prueba que se esté transmitiendo un retrovirus. Además, puesto que todos los fenómenos que Montagnier y sus colegas consideraron como prueba de la existencia de un retrovirus, incluyendo la actividad RT y las partículas que se asemejan a los virus, podrían aparecer de novo en los cultivos, especialmente bajo las condiciones de cultivo que empleaban, no pueden afirmar tener pruebas de que han transmitido nada. ¿Cómo sabían Montagnier y sus colegas que si hubiesen tenido grupos de control adecuados, no habrían tenido lugar los mismos fenómenos en el cultivo del donante de sangre, ni tampoco en los linfocitos del cordón umbilical aunque no hubiesen sido “infectados” por el “VIH”?

A19. 1. Si la fase de purificación (aislamiento) no es necesaria, entonces ¿Por qué Montagnier y sus colegas afirman haber demostrado la existencia del “VIH” basándose en el hecho que ellos lo han “aislado”, lo han “purificado”?

2. Dado que cualquier trozo de ADN puede ser clonado y amplificado, la clonación y la amplificación de un trozo de ADN no proporciona ninguna información acerca del origen, es decir, si es retroviral o no. Tampoco es posible decir, a través de la secuenciación de un trozo de ADN, que se trata “verdaderamente de un retrovirus” a menos que exista una prueba anterior de que esas secuencias están presentes sólo en una partícula retroviral y en ningún otro lugar. No hay nada de específico en lo que se refiere a la “estructura de los retrovirus”. Si de hecho hay una “secuencia de ADN” singular que indica que “es verdaderamente un retrovirus” y “todos los retrovirus tienen una estructura genómica familiar con determinados genes”, entonces no existe una prueba semejante en lo que respecta al “genoma del VIH”. (32) Basta mencionar que hasta el día de la fecha no se publicaron siquiera dos secuencias idénticas en lo que respecta al “genoma del VIH”. El mismo paciente puede tener secuencias de “ADN del VIH” diferentes. Según algunos investigadores del Instituto Pasteur, “un paciente asintomático puede albergar al menos 106 variantes del VIH genéticamente distintas, y para un paciente con SIDA la cifra es superior a 108.(65-66) Las diferencias genéticas pueden alcanzar el 40%”.(67) (Compárese esto con las diferencias del 1 al 2% entre los ADN de los homínidos, algunos de los cuales codifican para proteínas idénticas, como por ejemplo las cadenas a y b de la hemoglobina de los chimpancés y de los seres humanos). Se señaló que el largo del “ADN del VIH” es de 9 a 15Kb. En 1985 los investigadores del Instituto Pasteur señalaron que “La estructura genética deducida es singular; demuestra, además de los genes retrovirales gag, pol y env, dos esquemas de lectura nuevos y abiertos que llamamos Q y F”.(68) En 1990, se consideraba que el genoma del “VIH” estaba compuesto por diez genes, (69) en 1996 Montagnier señaló que el “VIH” tenía ocho genes (70) y, según Barre-Sinoussi, (71) el “VIH” tiene nueve genes.

A20. 1. Para el aislamiento de los retrovirus ES obligatoria la fase de purificación. NO se PUEDEN AISLAR retrovirus SIN PURIFICAR. Por definición, aislar significa “poner aparte o solo” (Diccionario Concise Oxford) y purificar significa “eliminar elementos extraños” (Diccionario Concise Oxford). Por lo tanto, a menos que no se eliminen los contaminantes alrededor de las partículas del “VIH” (es decir, purificar el “VIH”), las partículas del “VIH” NO ESTÁN  AISLADAS.

2. Estamos de acuerdo que para transmitir un retrovirus no se necesita material puro. Sin embargo, para transmitir algo, primero se debe conocer lo que se transmite, es decir, se debe tener la prueba de su existencia. En lo que respecta a los retrovirus, tales pruebas sólo se pueden obtener mediante el aislamiento (purificación) de las partículas, determinando sus propiedades físicas y químicas y demostrando que son infecciosas.

A21. Sí, es imposible determinar la identidad de las proteínas, incluyendo la de la RT, sin aislar. 1. Montagnier y sus colegas, aun después de un esfuerzo enorme a esta densidad no lograron encontrar ni siquiera partículas semejantes a retrovirus. Por lo tanto, dada su experiencia (pruebas experimentales) existen cero posibilidades y NO 999 en 1000 que en su caso la actividad RT en la densidad de 1,15, 1,16 represente un retrovirus.

2. Estamos de acuerdo en que podría ser un retrovirus de origen diferente. La existencia de retrovirus endógenos, junto con la presencia en pacientes de SIDA y en aquellos que están a riesgo de anticuerpos que reaccionan con sus antígenos, significa que aunque Montagnier y cols. hubieran probado la existencia de un retrovirus, habría sido imposible decir que el retrovirus procedía de los homosexuales y no de los donantes o de los linfocitos del cordón umbilical.

3. La “biología molecular”, la “clonación y secuenciación” del genoma del “VIH” fue discutida detalladamente en otro lugar.(32-49) Basta mencionar aquí que:

 (a) la prueba de la existencia del “VIH” y de hecho de su rol causativo en el SIDA fue afirmada antes de cualquier “biología molecular”, “clonación y secuenciación”;

 (b) puesto que cualquier trozo de ácido nucleico puede ser clonado y secuenciado, la clonación y la secuenciación de un trozo de ácido nucleico no puede ser utilizada como prueba de la existencia de un retrovirus o de su genoma. Por el contrario, se puede aceptar la prueba de la existencia de ácidos nucleicos virales (ARN y cADN virales) sí y sólo sí se demuestra que el ARN es una entidad molecular singular, perteneciente a partículas con las características morfológicas, físicas y replicativas de las partículas retrovirales. Esto sólo puede ser hecho separando las partículas de todo lo demás, purificándolas. En lugar de eso, Montagnier y Gallo emplearon “una verdadera mezcla” de cultivos y co-cultivos (el grupo de Montagnier incluso infectó deliberadamente los cultivos con el virus de Epstein-Barr). El sobrenadante de estos cultivos fue bandeado en gradientes de densidad de sacarosa. De todo el ARN (y el ADN) que bandeó a 1,16g/ml, ellos eligieron arbitrariamente algunos ARN aplicando criterios específicos totalmente no retrovirales y lo llamaron “ARN del VIH”, sin ninguna prueba de que la banda contenía siquiera partículas que se asemejan a los retrovirus; (32)

 (c) el primer paso absolutamente necesario para probar que el “ARN del VIH”, retroviral o no, se originó a partir de los linfocitos de sujetos infectados por el “VIH”, es el de llevar a cabo experimentos de hibridación empleando como sonda linfocitos frescos no cultivados y el “ADN del VIH” (obtenido a través de la transcripción inversa del “ARN del VIH”). Es difícil entender por qué Montagnier y sus colegas no señalaron dichos experimentos. El grupo de Gallo lo hizo y los resultados fueron negativos. En 1994 a Gallo se lo citó en esta revista diciendo: “Nunca encontramos el ADN del VIH en las células tumorales del KS [sarcoma de Kaposi]... De hecho nunca encontramos el ADN del VIH en las células T”.(72) Hasta el día de la fecha no existe ni siquiera un sólo estudio que demuestre la existencia de una sola copia del “genoma completo del VIH” en las células T frescas de ni siquiera un sólo paciente de SIDA o de un paciente que está a riesgo de SIDA; (d) Actualmente, se cuantifica el número de partículas del “VIH” en el plasma midiendo el “ARN del VIH”, es decir, la carga viral que se informa que es “de 15 x 103 a 554 x 103 viriones por ml”.(73) Varios estudios afirman tener constancia que la “carga viral”, es decir, el “ARN del VIH” puede ser reducida a niveles indetectables mediante el uso de la RT y los inhibidores de las proteasas. Sin embargo, puesto que: (i) se acepta que el “ARN del VIH” es una transcripción del “ADN del VIH”; (ii) por su propia naturaleza ni la RT ni los inhibidores de las proteasas tienen ningún efecto en la transcripción del ADN, pues solamente inhiben la infección de nuevas células, es decir, la disminución del “ARN del VIH” es una consecuencia de la disminución del “ADN del VIH”.  Por lo tanto, se podría esperar que se determinara el efecto de estos fármacos midiendo el nivel del “ADN del VIH”. Sin embargo, no se publicó casi ningún estudio de este tipo. Los poquísimos que existen demuestran que ni la RT ni los inhibidores de las proteasas ejercen ningún efecto en el “ADN del VIH”, (74-76) lo cual significa que no existe una relación entre el “ARN del VIH” y el “ADN del VIH”.

4. En 1984, Montagnier y sus colegas informaron que “la preincubación de linfocitos T4+ con tres anticuerpos monoclonales diferentes, dirigidos hacia la glicoproteína T4, bloqueaba la infección celular del LAV”, es decir, bloqueaba la detección de actividad RT en las células T4 “infectadas” por el “VIH”. Concluyeron que sus “resultados indican con fuerza que la glicoproteína T4 está asociada con al menos todo el receptor del LAV o parte del mismo”.(38) Sin embargo, el bloqueo de los fenómenos del “VIH” no específicos, es decir, la actividad RT, no puede ser considerada prueba del bloqueo de la infección por el “VIH” o de la relación del “VIH” con las células T4.

A22. Estamos de acuerdo en que “el análisis de las proteínas del virus requiere producción en serie y purificación. Es necesario hacerlo”. En cuanto a esto, no sólo no lo lograron parcialmente, sino que NO LO LOGRARON TOTALMENTE. Si el “análisis de las proteínas del virus requiere producción en serie y purificación”, lo mismo es requerido por el análisis de los “ácidos nucleicos, la clonación, etc.” Si no se purifica el virus entonces falta lo siguiente:

 (a) caracterizar los antígenos virales y obtener un gold standard para la reacción antígeno-anticuerpo, es decir, no se pueden emplear tests de anticuerpos para determinar la infección por un retrovirus;

 (b) obtener y caracterizar los ácidos nucleicos retrovirales, es decir, el ARN (cADN) y por lo tanto sondas e iniciadores para la hibridación y los estudios con la PCR, es decir, no pueden utilizarse tests moleculares para definir la infección retroviral. Que esto es así, lo reconoce Donald Francis, un investigador que, con Gallo, jugó un rol significativo en el desarrollo de la teoría de que el SIDA es causado por un retrovirus. En 1983, Francis, entonces el colaborador principal de las actividades de laboratorio del SIDA del Centro norteamericano para el control de las enfermedades, y ex jefe del programa de viruela de la WHO, especuló acerca de una causa viral del SIDA:

     “Debemos contar con métodos de identificación más elaborados a través de los cuales, mediante algún instrumento específico, se pueda “ver” un virus. Algunas sustancias específicas, como por ejemplo los anticuerpos o los ácidos nucleicos, pueden identificar virus aunque las células permanezcan vivas. Aquí el problema es que tales métodos pueden ser desarrollados sólo si se conoce aquello que se busca. Es decir, si se busca un virus conocido se puede vacunar un conejillo de indias, por ejemplo, con virus puro... Obviamente, si no conocemos cuál virus estamos buscando, y por consiguiente no logramos producir anticuerpos en las cobayas, es difícil emplear esos métodos...estaríamos buscando algo que podría o no podría estar allí empleando técnicas que podrían o tal vez no podrían funcionar”.(77) (cursivas añadidas)

A23. Es imposible caracterizar dos elementos virales desconocidos, es decir, sus proteínas y los anticuerpos dirigidos contra ellas, a través de la formación de un complejo anticuerpo/antígeno, ni mucho menos caracterizar el “virus”. ¿Qué medios utilizó Montagnier para saber si alguien tiene anticuerpos contra las proteínas del virus y que las proteínas con las cuales reaccionan los anticuerpos eran virales? Es una imposibilidad científica saber que alguien tiene anticuerpos contra un virus y, al mismo tiempo, que la banda 1,16g/ml contiene proteínas del mismo virus, antes de que haya sido probada su existencia.

A24. Es verdad que Montagnier tenía grupos de control pero no eran adecuados. Montagnier y sus colegas hicieron reaccionar las proteínas que bandeaban a 1,16g/ml con los sueros de dos pacientes homosexuales con linfoadenopatía. Se sabía que los pacientes con SIDA y aquellos que están a riesgo, tienen una plétora de anticuerpos, todos ellos con un potencial de reactividad cruzada. Por lo tanto, se habría esperado que Montagnier y cols. hubieran empleado como grupo de control a sujetos enfermos que no tenían SIDA o pre-SIDA y que no estaban a riesgo de SIDA, pero que también tenían una plétora de anticuerpos, todos con un potencial de reactividad cruzada. En cambio, sus sujetos de control eran dos donantes de sangre cuyo estado de salud estaba caracterizado por más bajos niveles de anticuerpos.

2. Montagnier y cols. no obtuvieron ninguna prueba acerca de “una reacción especifica”. Los sueros procedentes de los pacientes y donantes fueron hechos reaccionar tanto con los “virus purificados”, es decir, la banda 1,16g/ml, como con extractos procedentes de las células “infectadas”. En las bandas que publicaron, que aparentemente contienen “virus purificados”, no es posible distinguir ninguna proteína reactiva con ninguno de los sueros. En el texto afirman lo siguiente: “Cuando fue analizado el virus purificado y clasificado [la banda 1,16g/ml] del paciente 1...se lograron ver tres proteínas importantes; la proteína p25 y proteínas con peso molecular de 80.000 y 45.000”. Dichas reacciones no fueron señaladas cuando se utilizaron los sueros de los donantes. En las bandas publicadas, que contenían extractos procedentes de las “células infectadas”, es obvio que varias proteínas reaccionaron con el suero de los pacientes y también con el suero de los donantes de sangre sanos. Un año después Montagnier y sus colegas confirmaron que “los sueros procedentes de algunos pacientes de SIDA enlazan muchas proteínas celulares... Este bandeo fue obvio en el RIPA y se consideraron positivos solamente los sueros que precipitaron específicamente la p25”. Es decir, por alguna razón desconocida, concluyeron que de todas las proteínas reactivas, sólo la p24 (su p25) era retroviral, y de todos los anticuerpos, sólo aquel que reaccionó con la p24 se dirigía contra el retrovirus. Aun si se considerase específica la reacción entre la p24 que bandea a 1,16g/ml y el anticuerpo presente en los sueros, es decir, no debida a reactividad cruzada, de una reacción de este tipo no es posible sacar la conclusión que la p24 es una proteína retroviral y que el anticuerpo aparece como consecuencia de la infección provocada por este retrovirus. De hecho, dado que Montagnier y cols. ni siquiera lograron detectar partículas semejantes a retrovirus a 1,16g/ml, sus conclusiones acerca de la p24 y el anticuerpo que reacciona con ésta, son totalmente irracionales a nivel científico.

A25. 1. Ningún anticuerpo, ni siquiera los anticuerpos monoclonales, son “muy específicos” o siquiera específicos.(78-84) De hecho, hay casos donde “un antígeno con reactividad cruzada se enlaza con una afinidad mayor que el mismo antígeno homólogo... El hecho más obvio acerca de las reacciones cruzadas de los anticuerpos monoclonales es que son características de todas las moléculas y no pueden ser eliminadas mediante absorción sin eliminar toda la reactividad...Aun los antígenos que se diferencian en la mayor parte de su estructura pueden compartir un determinante, y entonces un anticuerpo monoclonal que reconoce este sitio daría una reacción cruzada del 100%. Un ejemplo es el lupus, donde los autoanticuerpos reaccionan tanto con el ADN como con la cardiolipina”.(80)

Sin embargo, “Se debería resaltar que compartir un “determinante” no significa que los antígenos contengan estructuras químicas idénticas, sino más bien que tienen una semejanza química que puede que no sea bien entendida, por ejemplo, una distribución de cargas de superficie”.(80) Es importante notar que los expertos en el “VIH” admiten que la “reactividad cruzada” es la razón de la reactividad de anticuerpos “indeterminada” que se ve en el Western blot del “VIH”, como también, por ejemplo, de la reactividad entre los anticuerpos monoclonales hacia la proteína p18 del “VIH” y las células dendríticas en los tejidos linfáticos de una serie de pacientes con un número de enfermedades no relacionadas con el SIDA (85) y los tejidos normales tomados de sujetos “no infectados por el VIH”.(86) Para que uno logre convencerse que para que todos los “anticuerpos [incluso los monoclonales] son poliespecíficos, es decir, que son capaces de reaccionar con varios antígenos disímiles como por ejemplo proteínas, ácidos nucleicos y áptenos”, “sean capaces de reaccionar con más antígenos que los self o no self, a menudo sin ninguna semejanza antigénica obvia”, todo lo que se debe hacer es leer las publicaciones científicas de los investigadores del Instituto Pasteur como la Stratis Avrameas.(83-87)

2. No se puede concluir que una proteína que bandea a 1,16g/ml es viral sólo porque reacciona con un anticuerpo presente en el suero del paciente aun si de alguna manera se sabe que los anticuerpos presentes en el suero son monoclonales. Supongamos que contamos con una situación ideal donde: (a) todos los anticuerpos presentes en el suero de los pacientes son monoclonales y “muy específicos”; (b) la banda a 1,16g/ml contiene, además de las varias proteínas no representadas y microvesículas, también proteínas representadas de origen celular y tal vez de origen bacteriana, fúngica o viral (componentes de los diversos agentes infecciosos,  además de los retrovirus, presentes en el cultivo y en los pacientes) y, tal como se demostró en un estudio franco-alemán de 1997, un número de partículas semejantes a retrovirus. Aun en esta situación ideal, sólo porque se encuentre una proteína como la p24, p41 u otras en esta banda y reaccione con el suero, NO ES POSIBLE AFIRMAR que la proteína es un componente de las partículas semejantes a retrovirus.

3. La realidad es que: (a) todos los pacientes con SIDA y aquellos que están a riesgo de SIDA tienen una plétora de anticuerpos, incluyendo auto-anticuerpos. Los auto-anticuerpos incluyen los anti-linfocitos, y tal como Montagnier y sus colegas demostraron,88 también anticuerpos anti-actina y anti-miosina, es decir, anticuerpos contra la actina y la miosina, que son dos proteínas celulares ubiquitarias. (b) todos los anticuerpos presentes en el suero tienen un potencial de reactividad cruzada. (c) las proteínas procedentes del sobrenadante de los linfocitos no infectados, que en gradientes de densidad de sacarosa bandean a 1,16g/ml, es decir, el virus falso, incluyen proteínas que tienen los mismos pesos moleculares que las proteínas del “VIH”;89 (d) los animales a los cuales se les inoculó el virus falso desarrollan anticuerpos que reaccionan con las proteínas del “SIV”, un “retrovirus” cuyas proteínas comparten los mismos pesos moleculares que las proteínas del “VIH” y al que se considera el pariente más cercano del “VIH”;90 (e) los pacientes con SIDA y aquellos que están a riesgo están sujetos repetidamente a estímulos alogénicos, incluyendo a los linfocitos alogénicos; (f) hasta 1997 no existía ninguna evidencia que demostrara que la banda a 1,16g/ml ni siquiera contenía partículas semejantes a retrovirus. Dada esta realidad, afirmar que sólo porque una proteína bandee a 1,16g/ml y reaccione con anticuerpos presentes en el suero del paciente, como mucho, no difiere de lo siguiente; (i) Un investigador tiene dos bols, uno de los cuales contiene una mezcla de huevos crudos, algunos conocidos y tal vez algunos desconocidos, y tal vez un poco de leche procedente de algunos animales. El otro bol contiene algunos ácidos, y otra vez, algunos conocidos y tal vez algunos desconocidos. Una vez que se mezclan los contenidos de los dos bols, el investigador obtiene un precipitado. Afirma que la precipitación demuestra la existencia, en el bol, de leche procedente de un animal desconocido anteriormente y de un ácido desconocido anteriormente y que la reacción tiene lugar entre el ácido desconocido y una proteína de la leche desconocida anteriormente. (ii) Esta afirmación es imposible a nivel científico dado que cualquier proteína de los huevos habría podido reaccionar con cualquier ácido para producir el precipitado observado.

Por consiguiente, dada la realidad tal como fue esbozada antes de la (a) a la (f), afirmar que la reacción entre proteínas que bandean a 1,16g/ml y que reaccionan con anticuerpos presentes en el suero del paciente sea prueba de la existencia del “VIH” es algo que carece completamente de valor científico. Afirmar que la reacción entre proteínas que bandean a 1,16g/ml (en ausencia de pruebas de que la banda contiene siquiera partículas semejantes a retrovirus) con anticuerpos presentes en el suero, no sólo indica que la banda contiene proteínas retrovirales, sino que también contiene proteínas de un retrovirus nuevo, no difiere de afirmar lo siguiente: Un pescador que tiene criaturas marinas y ningún pescado en la red, tira algunos animales en la red. El pescador observa que los animales comen algunas proteínas presentes en la red y afirma que las proteínas no eran solamente proteínas de los pescados, sino que eran proteínas de un pez totalmente nuevo, un pez que nadie vio antes, un pez de oro.

A26. 1. No es posible que ni Montagnier ni Gallo tengan “bastante razón”. Tanto Gallo como Montagnier hicieron reaccionar la banda 1,16g/ml con el suero del paciente. Independientemente del método empleado para detectar la reacción (RIPA o WB), o del número de reacciones llevadas a cabo, habrían debido encontrar las mismas proteínas reactivas.

2. En su estudio de 1983, Montagnier y sus colegas encontraron tres proteínas, la p25, p45 y p80. Acerca de la p45, ellos escribieron lo siguiente: “La proteína 45K puede ser debida a contaminación del virus provocada por la actina celular que estaba presente en los inmunoprecipitados de todos los extractos celulares”. En un estudio publicado en 1984, tenían “una p25 prominente, una p18, una proteína con peso molecular bajo en el fondo del gel (p12), y tres proteínas de peso molecular alto (43.000, 53.000, 68.000). La banda a 43.000 puede que incluya un componente de origen celular, dado que este componente también fue encontrado en una preparación semejante hecha a partir de células no infectadas del grupo de control”.

3. Dado que el suero de los pacientes y de los donantes de sangre sanos reaccionaron repetidamente con la proteína p45/p43 procedente tanto de las células infectadas como de las no infectadas, se habría esperado que Gallo también hubiese detectado esta proteína. Sin embargo, ni Gallo ni ningún otro desde ese momento informó de la existencia de una banda de ese tipo, independientemente del método empleado para detectar la reacción antígeno/anticuerpo. Se podría resolver la discrepancia si se toma en consideración el hecho que la migración de proteínas en una banda electroforética, además del peso molecular, también puede ser influenciada por otros factores, como por ejemplo por la carga de la proteína. Por consiguiente, la misma proteína puede que parezca tener un peso molecular levemente diferente cuando es detectada por el RIPA o por el WB. Por ejemplo, al día de la fecha, tanto a la p25 detectada por Montagnier como a la p24 detectada por Gallo se las considera la misma proteína p24 del “VIH”.

4. El peso molecular de la actina no es ni 45.000 ni 43.000 sino que es 41.000. Hoy en día existen pruebas más que suficientes que la banda 1,16g/ml, es decir, el “VIH puro”, contiene actina celular (91-94) y tal como ya fue mencionado, el mismo Montagnier demostró que el suero de los pacientes con SIDA y de aquellos que están a riesgo contienen anticuerpos que reaccionan con la actina. Es decir, cuando a la banda 1,16g/ml se la hace reaccionar con el suero de los pacientes, independientemente de la presencia del “VIH”, debe estar presente una banda p41 (p45/43), que representa a la actina celular. (Si Montagnier ahora cree que la p41 es una proteína del “VIH”, ¿Por qué sigue excluyendo a esta banda de sus criterios para que a un Western blot se lo considere positivo?)(95)

A27. La proteína p24 no es suficiente para diagnosticar la infección por el “VIH” porque no es específica. De hecho, no se ha informado que ninguna otra proteína del “VIH”, ni siquiera la p41 (p45/43) reaccione más a menudo con suero procedente de sujetos sanos (que no están a riesgo de SIDA). Ni siquiera se halló que un anticuerpo monoclonal contra cualquiera de las otras proteínas del “VIH” reaccione más a menudo con proteínas presentes en los cultivos no “infectados” o suero procedente de individuos que no están a riesgo de SIDA. Según Montagnier ello es debido a que: (a) “estas son proteínas celulares que se encuentran en todo lugar – hay un ruido de fondo no específico”; (b) una de esas proteínas, con un peso molecular de 45/43, es la actina; (c) esta proteína reaccionó con suero procedente de sujetos que no estaban a riesgo de SIDA; la p45/43 representa una proteína celular, no una viral. Sin embargo, dado que: (i) la miosina es tan ubiquitaria como la actina. (ii) la miosina tiene una cadena ligera con un peso molecular de 24.000. (iii) las proteínas del citoesqueleto (entre las que la actina y la miosina son las más abundantes) han sido señaladas en el “VIH puro”.(91-94) De hecho, se considera que la miosina y la actina juegan un rol importante en la gemación y producción de las partículas del “VIH”.(91) (iv) Montagnier demostró que los pacientes con SIDA y los que están a riesgo de SIDA tienen anticuerpos anti-miosina. Entonces, ¿Por qué no se debería considerar que la banda de la p24 representa a la miosina?

A28. Estamos de acuerdo en que ninguna proteína es suficiente para diagnosticar la infección por el “VIH”. Entonces el problema de entonces y también de hoy en día, no era “saber si era un HTLV o no”, sino que si era retroviral o no. No todo lo que no es el HTLV es retroviral.

A29. 1. Actualmente no existe ninguna prueba de que cualquiera de las proteínas que bandean a 1,16g/ml son proteínas del “VIH”. La única razón por la cual se considera que el 20% de las proteínas que bandean a 1,16g/ml son el “VIH” es porque se halló que esta fracción de proteínas reaccionan con sueros de pacientes de SIDA diferentes  en un cierto momento o en otro.

2. Estamos de acuerdo que con la técnica empleada por el grupo de Montagnier, no se puede probar cuales proteínas (o ácidos nucleicos) son celulares y cuales son virales.

3. Estamos de acuerdo. El único modo con el cual se puede probar la existencia de proteína viral (ácidos nucleicos) es a través de la “purificación del virus al máximo”, es decir, obteniendo gradientes de densidad compuestos sólo por partículas con las características morfológicas de los retrovirus y nada más. Esto nunca se hizo para probar la existencia de proteínas y ácidos nucleicos del “VIH”.

4. Si siempre se “tropieza con las mismas proteínas” en los gradientes sucesivos, ello no es prueba que estas proteínas son virales y que las que desaparecen son celulares.

A30. 1. No importa cuantas veces se repite el bandeo, puesto que si se comienza con partículas que no son semejantes a retrovirus se termina sin esas partículas. Algunas veces, mediante sucesivos bandeos, se puede lograr eliminar componentes no retrovirales y obtener una banda que contiene nada más que partículas con las características morfológicas de los retrovirus. Sin embargo, para lograrlo, aun después del primer bandeo, se debe comenzar con una proporción relativamente alta de partículas semejantes a retrovirus.

2. Otra vez, no se puede determinar el origen de las proteínas mediante el análisis molecular, es decir, secuenciando las proteínas.

3. Estamos de acuerdo en que si las proteínas de un retrovirus son codificadas por su genoma, tal como se acepta en general, entonces podría ser posible caracterizar las proteínas retrovirales de acuerdo a su genoma. Sin embargo, para hacerlo primero se debe demostrar que el ARN (cADN) es un componente de una partícula retroviral. Esto no se hizo en lo que respecta al genoma del “VIH”. De hecho aun hoy no hay prueba de que el ARN del “VIH” es un componente de una partícula, de cualquier partícula, viral o no viral.

4. Hasta el día de la fecha, no existe ninguna prueba acerca de la relación entre las secuencias en el ARN del “VIH” (ADN) y las secuencias en las proteínas “observadas mediante inmunoprecipitación o mediante electroforesis por gel”. De hecho, no existe ni siquiera una relación entre la dimensión de las proteínas codificadas por los genes del “VIH” y el tamaño de las proteínas “observadas mediante inmunoprecipitación o electroforesis por gel”. Por ejemplo, en 1987, Gallo y sus colegas realizaron un “análisis con el ordenador” de las “secuencias aminoacídicas de los complejos proteicos de la envoltura derivados de las secuencias de ácido nucleico de siete extractos del virus del SIDA”, y concluyeron que “según el calculo, la gp41 debería tener un peso de 52 a 54 daltons”.(96)

5. Uno de los tantos aspectos extraños del “VIH” es el siguiente: (a) los expertos del “VIH” están de acuerdo en que ni dos “VIHs” tienen las mismas secuencias genómicas y que la diferencia puede alcanzar hasta un 40%;(67) (b) También reconocen que la gran mayoría (el 99,9%) de los genomas del “VIH” es incompleto, es decir, les falta parte de un gen/es o gen/es completos. ¿Entonces cómo es posible: (i) medir la carga viral (“el ADN del VIH”) y la carga viral (“el ARN del VIH”) empleando las mismas sondas de hibridación e iniciadores de la PCR y (ii) llevar a cabo tests de anticuerpos mediante el uso de kits de tests que contienen los mismos antígenos para todos los diversos “VIHs”?

6. Efectivamente, la historia de cómo los investigadores del “VIH” trataron de probar la existencia de la p120 y de cómo en última instancia ellos se pusieron de acuerdo sobre su existencia es muy interesante e instructiva.32 Sin embargo, dado el hecho que se considera que la proteína p120 está presente sólo en las protuberancias, hasta ahora no se informó de la existencia de ninguna partícula del “VIH” libre de células que tenga protuberancias. Se deduce que ni las partículas en el sobrenadante del cultivo, ni el virus “puro” pueden tener la gp120. Es decir, es imposible que las bandas del RIPA o del WB tengan una proteína del “VIH” de un peso molecular de 120.000.

A31. No se encuentra una prueba de este tipo en la bibliografía publicada.

A32. 1. Antes de Marzo de 1997 ningún grupo de investigadores del “VIH” había publicado siquiera una simple micrografía electrónica del material que bandea a la densidad de 1,16gm/l en el gradiente de densidad de sacarosa. Las primeras EM del material bandeado en gradientes de densidad de sacarosa aparecieron en 1997 en dos publicaciones, una franco-alemana y la otra procedente del Instituto nacional del cáncer norteamericano (NCI).(89) Las micrografías EM franco-alemanas proceden del gradiente de densidad de sacarosa de 1,16gm/ml mientras que no es posible decir de cuál densidad derivan los resultados del NCI. Las conclusiones de ambos estudios revelan que la gran mayoría del material “no es viral”, virus “falso”, “microvesículas” celulares, es decir, el material bandeado es prácticamente todo celular. Estas partículas, como las partículas retrovirales, contienen ácidos nucleicos además de proteínas que sin embargo no están tan condensadas.

2. Las micrografías EM de ambos estudios también contienen una pequeña cantidad de partículas que tienen morfologías que se parecen más a las partículas retrovirales que a las partículas “falsas”. Ambos grupos afirman que las partículas en menor número son el “VIH”.

3. En el estudio del NCI no se dan los motivos por los que se afirmó que estas partículas son el “VIH”. Los autores del estudio franco-alemán afirman que las partículas son el “VIH” porque tienen: (a) “diámetros de aprox. 110nm”; (b) un “núcleo denso con forma de cono”; (c) “cuerpos laterales”; y porque no se vieron dichas partículas en el material bandeado procedente de las células del grupo de control no “infectadas”. Sin embargo, de acuerdo con investigadores retrovirales famosos como Bader y Frank, un tipo de “partícula oncoviral” puede transformarse en otra, y núcleos inmaduros pueden transformarse en “maduros”, simplemente cambiando las condiciones extracelulares.(11-97) No obstante, las condiciones de cultivo en las células “infectadas” y no infectadas no eran las mismas. Un diámetro de 100-120nm y protuberancias de superficie son dos características morfológicas compartidas por todos los retrovirus. No parece que ninguna de las partículas tenga protuberancias y ninguna tiene un diámetro menor a 120nm. El cálculo de la media de los diámetros mayor y menor de las partículas indicadas, que se considera que representan el “VIH”, y la suposición que todas las partículas son esféricas, demuestra que en el estudio franco-alemán las partículas son 1,14 veces más grandes que las partículas retrovirales auténticas y que las partículas del NCI son 1,96 veces más grandes.

Estos resultados se traducen en volúmenes que son 50% y 750% mayores,  respectivamente. Visto que la densidad es la relación entre masa y volumen, en manera proporcional estas partículas deben tener masas más elevadas. Dado el diámetro máximo de las partículas retrovirales y el hecho que dichas partículas contienen una masa fija de ARN y proteína, parece insostenible que las partículas que ambos grupos consideran el “VIH” sea la misma partícula o sean partículas retrovirales. La otra única explicación respecto a estos resultados es que las micrografías electrónicas no sean de la banda 1,16gm/ml o que el bandeo no haya sido al equilibrio, en cuyo caso se debe redefinir la alta densidad de los retrovirus.

Se considera que las partículas del “VIH” tienen un núcleo viral con forma de cono, con cuerpos laterales densos en cada lado del núcleo. No se puede ver ninguna característica de ese tipo en las EM publicadas en estos dos estudios. Por lo tanto, por definición, no se puede considerar siquiera que las partículas sean semejantes a retrovirus.

Considerando que en ambos estudios los cultivos de control “no infectados” eran de células H9 y el hecho que Gallo, en el lejano 1983, afirmó que estas células estaban infectadas por el HTLV-I, es un enigma que en el material bandeado procedente de estos cultivos no se haya informado acerca de la existencia de partículas semejantes a los virus.

A33. Las micrografías de la banda 1,16g/ml son de interés profundo y significativo. Sino, como se podría saber que existen partículas semejantes a retrovirus, particularmente porque incluso Montagnier admite que allí podrían bandear otras cosas. Para cualquier científico que afirma tener pruebas de aislamiento, es decir, purificación de un retrovirus utilizando bandeo en gradiente de densidad de sacarosa, es vital y absolutamente necesario obtener micrografías electrónicas de la banda 1,16g/ml que muestre nada más que partículas semejantes a retrovirus.

A34. Si así fuera, ¿Por qué estos resultados no están disponibles en la bibliografía científica?

A35. En uno de sus artículos de 1984 (22) Montagnier y sus colegas escribieron lo siguiente: “Varias características indican que el virus LAV o los virus relacionados con el LAV pertenecen a la familia de los retrovirus. Se observaron partículas en gemación en la membrana plasmática mediante microscopia electrónica. La densidad del virus en gradiente de sacarosa es de 1,16 y se halló que la actividad de transcriptasa inversa dependiente del Mg2+ está asociada con los viriones che contienen ARN”. Sin embargo, en esta entrevista Montagnier reconoce lo siguiente: (a) “Publicamos imágenes de gemaciones que son características de los retrovirus. Dicho esto, y solamente basándose en la morfología, no se podría decir que se trataba verdaderamente de un retrovirus...Con las primeras fotografías de la gemación se podía tratar de un virus de tipo C. No se puede distinguir... No... bueno, después de todo, sí... podría ser otro virus en gemación”. (b) a la densidad de la sacarosa de 1,16 gm/ml no sólo Montagnier y sus colegas no vieron una partícula retroviral, sino que dijeron repetidamente que no vieron partículas semejantes a retrovirus; (c) aunque a la densidad de la sacarosa de 1,16 gm/ml detectaron transcripción inversa del iniciador An.dT12-18 en presencia de Mg2+, no tenían partículas y por lo tanto no tenían pruebas acerca de la “actividad de transcriptasa inversa que se halló que estaba asociada con los viriones que contienen ARN”.

Además, en este estudio (22), ellos demostraron que las polimerasas a ADN beta y gama y la de las células no infectadas transcriben An.dT (12-18) en presencia de Mg2+. Por lo tanto, las condiciones y resultados del mismo Montagnier no prueban su afirmación que lo que él “vio” y “encontró” es un retrovirus. Si el “VIH” “existe” y es “claro” para Montagnier que él “lo vio” y “lo encontró”, ¿Dónde está la prueba?*

Eleni Papadopulos-Eleopulos (1) Valendar F. Turner (2) John M. Papadimitriou (3) Barry Page (1) & David Causer (1)

(1)   Departamento de Física Médica, (2) Departamento de Medicina de Emergencia, Hospital Royal Perth, Perth, Australia Occidental; (3) Departamento de Patología, Universidad de Australia Occidental.


El artículo Montagnier y colegas.
Science. 1983 May 20;220(4599):868-71.

Isolation of a T-lymphotropic retrovirus from a patient at risk for acquired immune deficiency syndrome (AIDS).
Barré-Sinoussi F, Chermann JC, Rey F, Nugeyre MT, Chamaret S, Gruest J, Dauguet C, Axler-Blin C, Vézinet-Brun F, Rouzioux C, Rozenbaum W, Montagnier L.
Isolation of a T-Lymphotropic Retrovirus from a Patient at Risk for Acquired Immune Deficiency Syndrome (AIDS)

Enlaces externos relacionados:
Production of acquired immunodeficiency syndrome-associated retrovirus in human and nonhuman cells transfected with an infectious molecular clone. Journal of Virology 1986.

NL4-3 virions(GenBank accession AF324493)

Architecture and secondary structure of an entire HIV-1 RNA genome. Nature 2009