(1848) Destino Manifiesto: La "raza dominante" se queda con las tierras.


White Belly ( Sioux )
¿Dónde están hoy los pequot? ¿Dónde los narragansett, los mohicanos, los pokanoket y muchas otras tribus de nuestro pueblo, poderosas en otros tiempos? Han desaparecido ante la avaricia y la opresión del hombre blanco, como la nieve ante un sol de verano.

Es que ¿nos dejaremos destruir sin luchar, abandonaremos nuestros hogares, nuestro país ofrendado a nosotros por el Gran Espíritu, las tumbas de nuestros muertos y todo lo que nos es querido y sagrado? Y sé que gritarán conmigo, ¡nunca! ¡nunca!

Tecumseh, de los Shawnees.


La década que siguió a la demarcación de la" frontera india permanente" fue mala para las tribus del Este. La gran nación cheroquí había sobrevivido por más de 100 años a las guerras del hombre blanco, las enfermedades y el whisky, pero ahora iba a ser aniquilada. Debido a que los cheroquíes ascendían a varios miles, su movilización hacia el Oeste fue planeada en etapas graduales, pero el descubrimiento del oro apache dentro de su territorio trajo un gran clamor en pro de su éxodo inmediato en gran escala. Durante el otoño de 1838, los soldados del general Winfield Scott los rodearon y concentraron en campos. (Algunos cientos escaparon hacia las Smoky Mountains y muchos años después se les dio una pequeña reservación en Carolina del Norte.)

Desde los campamentos de prisión los pusieron en marcha hacia el oeste, hacia el Territorio Indio. Durante la larga travesía invernal, uno de cada cuatro cheroquíes murió de frío, hambre o enfermedad. Ellos llamaron a la marcha su “sendero de lágrimas”.

Los choctas, chickasaws, criks y seminolas también abandonaron su tierra natal en el sur. En el norte restos supervivientes de los shawnees, miamis, otawas, hurones, delawares y muchas otras tribus antiguamente poderosas, caminaron o viajaron a caballos y en carretas hacia el otro lado de Mississipi, llevando sus míseros bienes, sus rústicos aperos de labranza y sus bolsas con semillas de maíz. Todos ellos llegaron como refugiados y con escasas relaciones al país de los orgullosos y libres indios de las praderas.

Apenas se habían establecido los refugiados en la seguridad de la “frontera india permanente”, cuando los soldados comenzaron a marchar hacia el oeste a través del Territorio Indio. Los hombres blancos de Estados Unidos (quienes tanto hablaban de paz, pero pocas veces parecían practicarla) estaban marchando hacia la guerra contra los hombres blancos que habían conquistado a los indios de México. Cuando la guerra con México terminó en 1849. Estados Unidos tomó posesión de una vasta extensión de territorio que iba desde Texas hasta California. Todo esto se encontraba al oeste de “la frontera india permanente”.

En 1848 se descubrió oro en California. En pocos meses, millares de buscadores de fortuna, provenientes del Este, cruzaron el Territorio Indio para buscar oro. Los indios que vivían o cazaban a lo largo de las rutas de Santa Fe y Oregón estaban acostumbrados a ver, ocasionalmente, caravanas de carretas con comerciantes, tramperos o misioneros. Ahora, de pronto, los caminos se llenaban de carretas y las carretas iban llenas de personas blancas. Muchas de ellas tenían como destino el oro de California, pero algunas tomaban hacia el suroeste, hacia Nuevo México, o al noroeste, hacia los campos de Oregón.

Para justificar estas violaciones de “la frontera india permanente”, los políticos en Washington inventaron el Destino Manifiesto, término que elevó la ambición de tierras a un altísimo plano. Los europeos y sus descendientes estaban señalados por el destino para gobernar toda América. Ellos eran la raza dominante y, por ende responsables de los indios, además de sus tierras sus bosques y sus riquezas minerales. Sólo los habitantes de Nueva Inglaterra, quienes habían destruido o expulsado a todos sus indios, se pronunciaron contra el Destino Manifiesto.

Se descubrió oro en las montañas de Colorado y nuevas hordas de exploradores invadieron las praderas. Se organizaron dos nuevos territorios, Kansas y Nebraska, que abarcaban casi todo el país de las tribus de las praderas. En 1858, Minensota se convirtió en un estado, sus límites se extendían unas 100 millas al oro lado del meridiano 95, la “fontera india permanente”.

Y de esa manera, sólo un cuarto de siglo después de la promulgación de la Ley de Andrew Jackson, Cuchillo Afilado, sobre el comercio y las relaciones con las tribus indias, los colonizadores blancos habían ocupado los flancos norte y sur de la línea del meridiano 95, y elementos avanzados de mineros habían penetrado hasta el centro…


Extracto del libro  "Entierren mi corazón en Wounded Knee" de Dee Brown.
 La imagen de White Belly ha sido tomada de http://digilander.libero.it/gipp1/scouts/lupi/indians/indians.htm 

Artículo adjunto:

Los garimpeiros, depredadores sin fronteras.


Como las hordas de Atila, el rey de los Hunos, que a su paso solo quedaba desolación y muerte.  Así, llegan en bandadas los garimpeiros, mineros sin nacionalidad, desvalorizados en su razón de ser e hipnotizados por la promesa del oro, que van destruyendo a su paso y sin misericordia, lo que a la naturaleza en la Amazonia, le ha costado millones de años construir.
Pero son realmente los garimpeiros mineros ilegales y clandestinos?.  Alrededor de los garimpeiros se calculan más de 800 mil personas involucradas. Donde solo al norte de Brasil, en frontera con Venezuela, en la reserva o territorio indígena yanomami, operan más de 80 mil garimpeiros, aterrorizando y desplazando a la población indígena.  Con más pistas de aterrizaje que el aeropuerto de Frankfurt en Alemania o el aeropuerto de Miami en los EEUU.  Ellos, superando cualquier estimado creativo, han construido más de 300 pistas “clandestinas” (porque todos saben donde están) que sirven de tráfico a más de 800 aerotaxis o más bien de aerobuses.


Se estiman que operan unas 10 mil máquinas de extracción y más de 2.000
dragas que lavan el suelo de los ríos para sustraer el oro. 


Las bondadosas cifras “oficiales” declaran que los garimpeiros en la Amazonia extraen alrededor de 60 toneladas anuales de oro, pero para  los manejadores directos del negocio,  la explotación real llega a un promedio de unas 200 toneladas por año. 


Pero quién financia tan monstruosa logística?.  Que es capaz de pagar 10 mil dólares  por una motobomba, mil dólares por unos metros de manguera, diez mil dólares por un rancho de tablas y zinc, 500 dólares por el transporte aéreo entre campamentos y los altos costos de los bienes y servicios de esos pueblos itinerantes. La respuesta es la ya conocida por todos: las grandes trasnacionales de la minería auríferas, liderizadas por Bélgica, Canadá, Inglaterra, Holanda, USA, Brasil, Colombia, Guyana, Uruguay, entre otras.  Esos mismos países que en las cumbres mundiales sobre ambiente, nos hablan del Desarrollo Sustentable, Sostenible, Soportable, So-ultrajable. 


Qué pensarían los engañados ciudadanos de esos civilizados países, sobre sus emblemáticas empresas mineras, que son, sin lugar a dudas, los autores intelectuales de la destrucción de la Amazonia y que estimulan y financian uno de los peores ecocidios  que está ocurriendo en el mundo?.  


Esperemos que pronto llegue el día, donde sendas y multitudinarias marchas, de los “indignados” de esas naciones, se den en defensa del gran pulmón verde del Planeta Tierra y pidan perdón, a nombre de la humanidad, por todo el gran daño que le han hecho.

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