La Humanidad no conoce la Naturaleza y los cuatro principios de la agricultura natural.


Extracto del libro LA REVOLUCIÓN DE UNA BRIZNA DE PAJA, de Masanobu Fukuoka.

Imagen tomada de diario de un hortelano


LA HUMANIDAD NO CONOCE LA NATURALEZA

Últimamente he estado pensando en que debe alcanzarse un punto en que científicos, políticos, artistas, filósofos, hombres de religión y todos aquellos que trabajan en los campos deberían reunirse aquí, contemplar estos campos y discutir juntos lo que ven. Yo creo que esto es lo que debería ocurrir si la gente viese más allá de sus especialidades.

Los científicos creen que pueden entender la naturaleza. Esta es la posición que toman. Porque están convencidos de que pueden entender la naturaleza, están destinados a investigarla y a hacerla utilizable. Pero yo creo que el entendimiento de la naturaleza escapa a la inteligencia humana.

A menudo digo a la gente joven de las cabañas de la montaña que vienen aquí a ayudar y a aprender agricultura natural, que cualquiera puede ver los árboles de la montaña. Ellos pueden ver el verdor de las hojas y el de las plantas de arroz. Creen que saben lo que es el verde. En contacto con la naturaleza día y
noche, llegan a veces a pensar que la conocen.

Pero cuando piensan que están empezando a entender la naturaleza, pueden estar seguros de que están en el camino equivocado.

¿Por qué es imposible conocer la naturaleza?.

Lo que se concibe como naturaleza es solamente la idea de la naturaleza surgiendo de la mente de cada uno de nosotros. Aquellos que ven la verdadera naturaleza son los niños. La ven sin pensar directa y claramente. Incluso cuando se conocen los nombres de las plantas no se ve la naturaleza en su forma verdadera. Un objeto visto aisladamente de la totalidad no es una cosa real.

Cuando especialistas en varias materias se reúnen y observan un tallo de arroz, el especialista en fitopatología sólo ve los daños causados por los insectos, y el especialista en nutrición vegetal solamente ve el vigor de la
planta. Esto es inevitable tal y como están las cosas ahora.

Como ejemplo, le dije al profesor del centro de investigaciones de Kochi cuando estaba investigando la relación entre las cicadelas de arroz y las arañas en mis campos: “Profesor, ya que está investigando sobre las arañas, solamente está interesado en uno de los muchos depredadores naturales de las cicadelas. Este año aparecieron arañas en grandes cantidades pero el año pasado fueron sapos. Antes de esto fueron las ranas las que predominaron. Hay innumerables variaciones”.

Es imposible para la investigación especializada comprender la función de un solo depredador en un cierto momento dentro de la complejidad de las relaciones entre los insectos.

Hay estaciones en las que la población de las cicadelas es baja porque hay muchas arañas.Hay veces que llueve mucho y las ranas ocasionan la desaparición de las arañas, o veces en que llueve muy poco y no aparecen ni cicadelas ni ranas.

Los métodos de control de insectos que ignoran las relaciones entre los mismos insectos son verdaderamente inútiles. La investigación entre arañas y cicadelas debe también considerar la relación entre ranas y arañas. Cuando las cosas han alcanzado este punto hará falta un experto en ranas. También tendrán que unirse al grupo de expertos en arañas y cicadelas otro en arroz,
y otro experto en utilización de agua.

Más aún, hay cuatro o cinco clases diferentes de arañas en estos campos. Recuerdo algunos años cuando alguien vino corriendo a casa temprano por la mañana para preguntarme si había cubierto mis campos con una red de seda o algo parecido. No podía imaginarme de lo que estaba hablando, así que apresuradamente salí de casa a ver lo que pasaba.

Habíamos acabado de cosechar el arroz y, durante la noche, el rastrojo y las hierbas bajas habían sido completamente cubiertos con telas de araña como si fuese con seda. Ondeando y centelleando bajo la neblina matinal, constituían una magnífica visión.

Lo maravilloso de esto es que cuando ocurre, solamente una vez cada muchos años, dura nada más que un día o dos. Si observas atentamente, ves que hay varias arañas en cada pulgada cuadrada. Hay tantas en el campo que casi no hay espacio entre ellas. ¡En 10 áreas cuántos miles, cuántos millones deben haber!

Cuando vas a ver el campo dos o tres días más tarde, se observa que filamentos de telarañas de varias yardas de longitud se han roto y están ondeando en el viento con cinco o seis arañas adheridas a cada uno de ellos.

Es como cuando las semillas vellosas del diente de león son transportadas por el viento. Las jóvenes arañas se adhieren a los filamentos y son enviadas navegando hacia el cielo.

El espectáculo es un asombroso drama natural.

Viendo esto entiendes que los poetas y artistas tendrán que unirse al grupo. Cuando se esparcen productos químicos sobre el campo todo esto se destruye en un instante. Yo una vez pensé que no había nada malo en esparcir ceniza de madera en los campos. El resultado fue consternante. Dos o tres días más tarde el campo estaba completamente desprovisto de arañas. Las cenizas habían causado la desintegración de los filamentos de las telarañas. ¿Cuántos miles de arañas perecieron víctimas de un simple puñado de esta aparentemente inocua ceniza?

Aplicar un insecticida no es simplemente cuestión de eliminar a las cicadelas junto con sus depredadores naturales. También se afecta a otros muchos dramas esenciales de la naturaleza.

El fenómeno de éstos grandes enjambres de arañas, que aparecen en los campos de arroz durante el otoño y que como artistas escapistas desaparecen en una noche, no se comprende todavía. Nadie sabe de dónde vienen, cómo sobreviven el invierno, o a dónde van cuando desaparecen.

Así que la utilización de productos químicos no es únicamente una cuestión que deban resolver los entomólogos. Filósofos, religiosos, artistas poetas deben también ayudar a decidir si es permisible o no el uso de productos químicos en la agricultura y cuáles pueden ser las consecuencias incluso de la utilización de abonos orgánicos.

Nosotros cosechamos cerca de 5.800 Kg. de arroz y 5.800 Kg. de cereal de invierno por hectárea en estos campos. Si la cosecha alcanza los 7.800 Kg./ha como ocurre algunas veces, puede que no sea posible encontrar una cosecha mejor en todo el país. Dado que la tecnología avanzada no ha tenido nada que ver con el cultivo de este grano esto se presenta como una contradicción ante las presunciones de la ciencia moderna.

Cualquiera que viniera y viese estos campos y aceptase su testimonio, sentiría profundas dudas sobre la pregunta de si los hombres conocen o no a la naturaleza, y de si la naturaleza puede o no ser conocida dentro de los confines del entendimiento humano.

La ironía es que la ciencia ha servido solamente para mostrar cuán pequeño es el conocimiento humano.

LOS CUATRO PRINCIPIOS DE LA AGRICULTURA NATURAL

Pasa cuidadosamente a través de estos campos. Libélulas y mariposas nocturnas salen volando confundidas. Las abejas pasan volando de flor en flor. Aparta las hojas y verás insectos, arañas, ranas, lagartijas muchos otros pequeños animales bullir entre la fresca sombra.

Este es un ecosistema “campo de arroz” equilibrado. Comunidades de insectos y plantas mantienen aquí una relación estable. No es raro que una enfermedad de las plantas destruya los cultivos de esta región no afectando a los de estos campos.

Y ahora mira al campo del vecino por un momento. Las malas hierbas han sido exterminadas mediante herbicidas y laboreo. Los animales del suelo y los insectos han sido exterminados con venenos.

El suelo ha sido desposeído de materia orgánica y microorganismos por la utilización de abonos químicos. Durante el verano ves a los agricultores trabajando en los campos, llevando máscaras antigás y largos guantes de goma.

Estos campos de arroz que han sido cultivados sin interrupción durante 1.500 años, han sido ahora arruinados por las prácticas agrícolas explotadoras de una sola generación.

LOS CUATRO PRINCIPIOS

El primero es NO LABOREO esto es, no arar ni voltear el suelo.

Durante siglos, los agricultores han supuesto que el arado es esencial para cultivar las plantas. Sin embargo el no laboreo es fundamental para la agricultura natural. La tierra se cultiva a sí misma naturalmente mediante la penetración de las raíces de las plantas la actividad de los microorganismos, pequeños animales y lombrices de tierra.

El segundo es NO UTILIZAR ABONOS QUÍMICOS NI COMPOST
PREPARADO

 (Como abono el Sr. Fukuoka, cultiva una cubierta vegetal de trébol blanco, devuelve toda la paja a los campos y añade un poco de gallinaza).

La gente interfiere con la naturaleza y por mucho que lo intentan, no pueden curar las heridas que causan. Sus descuidadas prácticas agrícolas drenan el suelo de nutrientes esenciales resultando una disminución anual en la tierra.

Si se deja a sí mismo, el suelo mantiene su fertilidad naturalmente, de acuerdo con el ciclo ordenado de la vida vegetal y animal.

El tercero es NO DESHERBAJE MEDIANTE CULTIVO O HERBICIDAS.

Las malas hierbas juegan su papel en construir la fertilidad del suelo y en equilibrar la comunidad biológica. Como principio fundamental, las malas hierbas deben ser controladas, no eliminadas.

Acolchado con paja, cobertura del suelo con trébol blanco asociado a los cultivos e inundación temporal proveen un control efectivo de las malas hierbas en mis campos.

El cuarto es NO DEPENDENCIA DE LOS PRODUCTOS QUÍMICOS.

A partir del momento en que las plantas se desarrollan débiles como resultado de estas prácticas innaturales como el laboreo y el abonado, las enfermedades y las plagas se convierten en un gran problema en agricultura.

La naturaleza, dejada sola, está en perfecto equilibrio. Los insectos dañinos y las enfermedades de las plantas están siempre presentes pero no proliferan en la naturaleza en el grado de necesitar el uso de venenos químicos. La aproximación sensata al control de plagas y enfermedades consiste en cultivar
 plantas vigorosas en un ambiente equilibrado.

NOTA: Libro de base del maestro japonés desarrollador de la agricultura natural, se puede descargar en el siguiente enlace: http://imagopost.com/ecoaldeasmexico/DOWNLOADS/LA%20REVOLUCION%20DE%20UN%20RASTROJO%20-%20Masanobu%20Fukuoka.pdf