Walter Last trabajó como bioquímico y químico de investigación en los departamentos médicos de varias universidades alemanas, y en Bio-Science Laboratories, en Los Ángeles, EE.UU. Posteriormente trabajó como nutricionista y terapeuta natural en Nueva Zelanda, donde vive actualmente.
La profesión médica presume de la rigurosa investigación científica que respalda su enfoque en el tratamiento del cáncer. Alguien que acabe de recibir un diagnóstico de cáncer, se enfrenta a una enorme presión de nuestro sistema sanitario para que inicie inmediatamente un programa de tratamiento médico científico, que incluye cirugía, quimioterapia y radiación, en varias combinaciones. En pleno estado de miedo y conmoción, muchas personas en esta situación no pueden competir con el abrumador poder de la autoridad médica.
¿Cómo reaccionarían ustedes en esta situación? Quizá para los problemas simples de salud se inclinen hacia las terapias naturales, pero para algo tan serio como el cáncer se pueden sentir más seguros con los métodos verificados y comprobados de la atención médica ortodoxa. Sin embargo, si tiene la oportunidad, siga leyendo antes de tomar su decisión final. Usted podrá apreciar mejor el tratamiento natural del cáncer.
En este artículo he reunido algunos pequeños hechos conocidos sobre la ciencia que hay tras el tratamiento ortodoxo del cáncer. En la investigación sobre cáncer, el éxito – expresado en una proporción de supervivencia de cinco años – se establece al comparar otras formas de combinaciones del tratamiento, con los resultados de realizar solamente cirugía. Sin embargo, el índice de éxitos de la cirugía se ha comparado muy pocas veces con los índices de supervivencia de los pacientes que no han recibido ningún tratamiento, y nunca se ha comparado con el de los pacientes que han adoptado terapias naturales. Por tal razón, el tratamiento ortodoxo contra el cáncer es básicamente no científico. En conjunto, el supuesto índice de curación no es superior al que se puede contabilizar por remisiones espontáneas y por el efecto placebo.
En apoyo de mi posición, trascribo las siguientes declaraciones y conclusiones clave, extraídas de publicaciones médicas y científicas: "Los estudios parecen mostrar que una intervención precoz es de ayuda, porque las lesiones pre-cancerosas están incluidas en las extirpaciones tempranas que frecuentemente no se convertirían en cancerosas si se dejasen intocadas [el énfasis es del autor]."
En otras palabras, que las intervenciones precoces parecen ser provechosas porque se extirpan las lesiones que no son cancerosas, pero que se contabilizan como siendo cáncer, y esto mejora las estadísticas de supervivencia. "Tampoco importa si se extirpa mucho o poco de un pecho; el resultado siempre es el mismo" Esta afirmación indica que la cirugía no mejora las oportunidades de supervivencia, si no existiría una diferencia entre la cirugía radical y la extirpación del nódulo.
Los investigadores han dicho que es autocomplaciente continuar sometiendo por lo menos a un 70% de mujeres con cáncer de pecho, a un inútil proceso de mutilación. Además, no existe evidencia de que una mastectomía precoz afecte a la supervivencia; si las pacientes supieran esto muy probablemente rechazarían la cirugía.
En 1993, el editor de The Lancet señaló que, a pesar de las diversas modificaciones del tratamiento de cáncer de pecho, los índices de mortalidad no habían variado. Reconoció que a pesar de los comunicados casi semanales sobre progresos milagrosos, la profesión médica, con su extraordinaria capacidad para el autoengaño (sus palabras, no las mías) con toda sinceridad se han extraviado. Al mismo tiempo rechazaba el punto de vista de quiénes creen que la salvación vendrá de incrementar la quimioterapia post cirugía, justo hasta el punto antes de que pueda matar al paciente. Preguntaba: "¿No sería más científico preguntarse por qué nuestro planteamiento ha fracasado? Yo diría que es un poco tarde para hacerse esta pregunta, tras un siglo de mutilar a las mujeres. El título de este editorial, muy apropiado, es: Cáncer de pecho: ¿nos hemos perdido en el camino?
Básicamente, todos los tipos de combinaciones del tratamiento del cáncer de pecho parecen ser el resultado de índices de supervivencia a largo plazo. La única conclusión que puede extraerse de esto es que el tratamiento convencional no mejora los índices de supervivencia a largo plazo. Peor aún, Michael Baum MD, un destacado cirujano de cáncer de mama, encontró que la cirugía de cáncer de pecho tiende a incrementar el riesgo de recaída o muerte en tres años. También vinculaba que la cirugía acelera el cáncer, estimulando la formación de metástasis en otras partes del cuerpo.
Una de las primeras comparaciones efectuada en Alemania, encontró que las mujeres posmenopáusicas con cáncer de pecho, que no habían sido tratadas, vivían más tiempo que las mujeres que sí lo habían sido, y recomendaba no tratar a las mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama. Esta conclusión confirma un hallazgo de Ernst Krokowki, profesor alemán de radiología. Demostró de forma concluyente que las metástasis son generalmente accionadas por la intervención médica, incluyendo algunas veces incluso una biopsia o una operación no relacionada con el cáncer. Perturbar a un tumor causa que un número cada vez mayor de células cancerosas entren en el torrente sanguíneo, mientras que muchas intervenciones médicas (especialmente la quimioterapia) suprime el sistema inmunitario. Esta combinación es la receta para un desastre. Es la metástasis lo que mata, mientras que los tumores primarios, en general, y los de pecho en particular, pueden ser relativamente inofensivos. Estos hallazgos han sido confirmados por investigaciones recientes, que muestran que la cirugía, incluso si no está relacionada con el cáncer, pueden desencadenar una extensión explosiva de metástasis y conducir a un final prematuro.
De estos primeros informes se deriva que la cirugía radical del cáncer de próstata también tiende a diseminar la enfermedad. En realidad, el cáncer de próstata fue investigado en las primeras pruebas clínicas aleatorias sobre cualquier tipo de cáncer. Tras 23 años, no había diferencia en los índices de supervivencia de los que habían sufrido la operación y los de los controles que no habían sido operados, pero los que habían sido operados tenían una mayor incidencia de estados patológicos, como la impotencia o la incontinencia.
El fallecido H.B. Jones, Profesor de Farmacología Médica, fue un eminente estadístico de oncología de EE.UU. Dijo en una conferencia a la Sociedad Americana de Cáncer, en 1969, que ningún estudio había demostrado que una intervención precoz mejorase las oportunidades de supervivencia. Por el contrario, sus estudios demuestran de forma concluyente que las víctimas de cáncer que no reciben tratamiento viven cuatro veces más, y con mejor calidad de vida, que las que lo han recibido. No hace falta decir que no volvieron a invitarle.
Masajenado las estadísticas.
"La estadística es el arte de torturar a los datos hasta que nos dicen lo que queremos oir". FreeNews
Un estudio epidemiológico confirmó el cuestionable valor de la terapia convencional, concluyendo que "las intervenciones médicas contra el cáncer han tenido un efecto insignificante en la supervivencia". Incluso el conservador New England Journal of Medicine publicó un artículo con el siguiente titular: "El cáncer invicto"
La forma habitual de hacer que las estadísticas médicas parezcan más favorables, es la siguiente. Los pacientes que mueren durante tratamientos prolongados con quimio o radioterapia no se contabilizan en las estadísticas, porque no recibieron el tratamiento completo. En el grupo de control, cualquiera que muera se contabiliza.
Además, el éxito es frecuentemente juzgado por el porcentaje de tumores que se reducen, independientemente de si el paciente sobrevive o no. Pero si se mide el índice o duración de la supervivencia, entonces sólo se expresa en términos de muerte por la enfermedad tratada. Normalmente no se muestra cuántos de los pacientes mueren debido al propio tratamiento.
La tendencia actual es coger prematuramente las condiciones pre-cancerosas y tratarlas como si fueran un cáncer. Esto incrementa estadísticamente el número de personas con cáncer, a la vez que prolonga artificialmente el tiempo de supervivencia, y disminuye los índices de mortalidad, haciendo así aparecer como que los tratamientos médicos tienen mucho más éxito. Sin embargo, también puede existir un componente verdadero de mayor supervivencia, ya que un número cada vez mayor de pacientes de cáncer optan por terapias naturales adicionales.
Una investigación sobre los historiales de 1,2 millones de pacientes de cáncer reveló que la proporción de muertes por causas no cancerosas, poco después del tratamiento, era un 200 % más elevado de lo que normalmente se hubiera esperado. Dos años después del diagnóstico y el tratamiento, este exceso en el índice de mortalidad caída al 50 %. La causa más común del índice de exceso de mortalidad que aparecía en la lista era fallo cardíaco y respiratorio. Esto significa que, en lugar de morir varios años después a causa del cáncer, los pacientes morían de los efectos del tratamiento, y esto ayudaba muchísimo a mejorar las estadísticas de cáncer, ya que no morían estrictamente de cáncer. Este engañoso informe sobre las muertes por cáncer ha conducido a solicitar estadísticas más honestas.
Tras analizar varios extensos estudios de proyecciones de mamogramas se encontró que las mamografías conducían a tratamientos más agresivos, sin beneficios de supervivencia; incluso el editor de The Lancet tuvo que admitir que no hay evidencia fiable de extensas pruebas al azar que apoyen los programas de realización de mamografías. El significado de esta declaración va mucho más allá del uso de los mamogramas.
Es ampliamente conocido por los que proponen la medicina convencional, que no tienen manera efectiva de ayudar a los pacientes de cáncer avanzado. Hasta ahora, el grito de atención ha sido siempre: "Detéctalo precozmente, así se puede curar". Estos estudios de evaluación de mamogramas demuestran que no importa cuándo se detecte el cáncer, los métodos convencionales son inútiles, tal como lo es globalmente la multibillonaria en dólares industria del cáncer (mi conclusión).
(A 13-year Canadian study )Un estudio canadiense de trece años de duración, sobre 40.000 mujeres, comparó los exámenes físicos del pecho, con exámenes además de mamografías. El grupo de examen más mamografía tenía más extirpaciones y cirugías, con un porcentaje de mortalidad de 107, en comparación con 105 muertes en el grupo de examen físico.
Ductal Carcinoma In Situ (DCIS) es un tumor de mama de forma no invasiva. Muchos casos de DCIS son detectados a través del uso de mamografías. En las mujeres jóvenes, el 92 % de todos los cánceres detectados por mamografía son de este tipo. Sin embargo, como media, un 44 % - y en algunas áreas – un 60 % de estos tumores son tratados por mastectomía. Ya que la mayoría de estos tumores son inofensivos, este tratamiento innecesario hace que las estadísticas de supervivencia parezcan ser mejores de lo que realmente son.
En tanto que el diagnóstico convencional es invasivo, y puede ayudar a extender el cáncer, un tipo de escreening electrodérmico – llamado prueba Biofield - desarrollado por un equipo de ocho hospitales y universidades europeas, apareció reseñado en The Lancet como teniendo un 99,1% de precisión en el diagnóstico de malignidad de los tumores de pecho
Un extenso meta análisis de los resultados de la radioterapia en el cáncer de pulmón mostró que, tras dos años, había un 21 % más de muertes en el grupo que recibía radioterapia además de cirugía, en comparación con los que habían recibido sólo cirugía. El artículo de The Lancet declaraba que lo racional es matar las células cancerosas que pudieran haber quedado tras la cirugía, pero es una vergüenza que los hechos no concuerden con esta teoría.
Quimioterapia: la ruleta rusa médica.
La quimioterapia para niños con leucemia y con la enfermedad de Hodgkin es la pieza de orgullo del discutible y aparente éxito de la terapia ortodoxa de cáncer. Ahora bien, un estudio con seguimiento a largo plazo muestra que tales niños desarrollan 18 veces más cánceres malignos secundarios en su vida. Y todavía peor, las chicas tienen 75 veces (un 7,500 %) más alto el riesgo de desarrollar un cáncer de pecho cuando lleguen a los cuarenta. Un grave problema parece ser el desarrollo de fondo (deep or systemic) o sistémico de infecciones por Candida Albicans, poco después de haber iniciado la quimioterapia. Si estas infecciones no son tratadas convenientemente, es probable que se produzcan recidivas o futuros problemas de salud.
Un estudio sobre el cáncer de ovarios encontró que el riesgo de desarrollar leucemia tras el tratamiento con quimioterapia se incrementaba 21 veces, o un 2,100 %. Aparecía una clara dependencia en la dosis de quimioterapia, por medio de la cual la incidencia de que se desencadenase una leucemia se duplicaba entre los grupos con dosis bajas y moderadas, y se cuadriplicaba entre los grupos con dosis moderadas y altas. Habitualmente, también se desarrollan otros tumores tras tratar a los malignos con quimioterapia. En una prueba de mieloma múltiple, no se encontró ventaja alguna en usar la quimioterapia comparada con no usar tratamiento alguno.
El respetado bioestadista alemán Ulrich Abel presentó un amplio análisis realizado en más de 3.000 pruebas clínicas, sobre el valor de la quimioterapia para los carcinomas avanzados (por ejemplo, en el cáncer de pecho. Los oncólogos tienden a utilizar la quimioterapia porque puede inducir a una reducción temporal del tumor, llamada respuesta; sin embargo también tiende a producir desagradables efectos secundarios). Abel concluyó que no hay evidencia directa de que la quimioterapia prolongue la supervivencia en estos casos. Abel declaró: "Muchos oncólogos dan por supuesto que la respuesta a la terapia prolonga la supervivencia, una opinión basada en la falacia, y que no está avalada por estudios clínicos".
Ralph W. Moss, PhD, en "Cuestionando a la Quimioterapia", proporciona un análisis detallado sobre este tema. La conclusión general del libro es que, por lo que se refiere a la mayoría de cánceres, no hay evidencia de que la quimioterapia alargue la vida.
Sin embargo, incluso aunque la quimioterapia alargase la vida unos pocos meses, ¿qué pasa con la calidad de esta vida? Tom Nesi, antiguo Director de Asuntos Públicos de un gigante farmacéutico, Bristol-Myers Squibb, escribió en el New York Times sobre el éxito del tratamiento de su mujer, que estadísticamente le alargaba la vida tres meses. Dos semanas después del tratamiento, ella garabateaba en un bloc de notas: "Debilitada. No más, por favor". No me sorprenden los informes que dicen que muchos oncólogos no someterían a los miembros de sus propias familias a estos tratamientos.
El tratamiento completo
Virginia Livingston (más tarde Virginia Livingston-Wheeler), una notable investigadora de cáncer, y terapeuta, en su libro: "Cáncer: un nuevo adelanto", hace un relato de uno de los muchos pacientes a los que vio, que acudieron a ella después de recibir el tratamiento médico completo de un cáncer de pecho.
"Tras descubrirle un pequeño bulto en el pecho, le hicieron una mastectomía radical. Ninguno de los nódulos linfáticos extirpados de la axila estaba afectado; todo el cáncer había sido extraído con éxito. Para asegurarse de que no se reproduciría en las cicatrices, recibió tratamiento de radiación, y también se le extirparon los ovarios.
"Para espanto suyo, un año después aparecieron varios pequeños nódulos sobre la antigua cicatriz del pecho. Recibió de nuevo radiaciones. Aparecieron más nódulos en el cuello, que se trataron con más radiación. Además se le administró terapia hormonal masculina, lo que le produjo acné y grueso vello facial. Y los nódulos reaparecieron. Se le aplicó entonces quimioterapia, con los habituales efectos secundarios.
"Antes de que volviera a crecerle el cabello, el dolor de huesos que sentía fue diagnosticado como cáncer de huesos. Más quimioterapia y terapia hormonal con la expectativa de que fueran de ayuda. Sin embargo, varios meses después, las lesiones en los huesos empeoraron y se procedió a la extirpación de sus glándulas suprarrenales. Con optimismo, esto prolongaría su sufrimiento durante otro año. Tras lo cual la extirpación de su glándula pituitaria podría alargarle la vida entre tres y seis meses más.
"Llegada a ese punto, su fe en sus consejeros médicos estaba tan vapuleada que acudió a la Dra. Livingston en busca de ayuda. Pidió ser examinada sin que su marido se hallase presente, ya que quería ahorrarle la agonía de ver su cuerpo desnudo, deformado, mutilado y apergaminado, con un abdomen inmensamente hinchado y piernas flacas. Finalmente ella murmuró: "Doctora, ¿tendré que matarme a mí misma?
Conspiración de silencio
¿Por qué ellos están haciendo esto? (con "ellos", me refiero a lo que vulgarmente es llamado "The Cancer Establishment" - el cartel del cáncer). Creo que la respuesta la dio el eminente comentarista médico, y antiguo editor de New Scientist, Dr. Donald Gould, en un artículo intemporal denominado: "Cáncer: una conspiración de silencio". El subtítulo resume su posición: "Los cánceres más comunes son tan resistentes al tratamiento hoy en día como lo eran hace 40 ó 50 años. No se gana nada pretendiendo que la batalla contra el cáncer está siendo lenta pero certeramente ganada".
Esta verdad ha sido deliberadamente escondida del público en general. Según Gould, la razón de esta conspiración de silencio es el dinero. El público debe seguir viendo al Cancer Establishement como un ganador, para continuar aportando dinero. Uno de los científicos a los que se mencionaba, dijo que con decenas de miles de radiólogos y millones de dólares invertidos en equipamiento, el tratamiento de radiación se daba incluso si, estudio tras estudio, quedaba demostrado que era más perjudicial que beneficioso.
Gould también es de la opinión que los pacientes, que podrían estar más cómodos sin tratamiento médico hasta su inevitable muerte, con el tratamiento médico eran convertidos en miserables en un intento sin sentido de posponer la muerte durante unas pocas e infelices semanas. Pero, desde luego, es cuando más dinero se hace. Gould siente que ellos envenenan a sus pacientes con drogas y radiación, y los mutilan con cirugía innecesaria, en un desesperado intento de tratar lo intratable.
No han cambiado mucho las cosas desde que Gould escribiera ese artículo en 1976. En una reciente edición de The Moss Repports (Los informes Moss), podemos leer que la supervivencia a largo plazo de los cánceres más comunes, como el de próstata, pecho, colon-recto, y pulmones "apenas se ha movido desde los 70". En resumen, esto significa
que no ha habido mejoras significativas en los índices de supervivencia del cáncer desde final de los años 70, ni en los 80.
Los fundamentos científicos para la aprobación de medicamentos
Resulta también interesante conocer los fundamentos científicos en que se apoya la aprobación de medicamentos contra el cáncer. Muchos de estos medicamentes venían inicialmente de los EE.UU. En el pasado, una empresa debía proporcionar dos pruebas favorables y ampliamente aleatorias para obtener la aprobación de la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos. "Favorables" significa que debía existir una cierta proporción de disminución tumoral, que persistiera por lo menos durante un mes. No era necesario demostrar que el tratamiento prolongaba la supervivencia, y no era necesario proporcionar resultados de cualquiera de los desenlaces desfavorables del mismo medicamento.
Estas pautas "estrictas y científicas" se relajaron durante la era Clinton, y las empresas farmacéuticas pueden ahora obtener la aprobación de la FDA basándose en pequeñas pruebas preliminares, incluso aunque una más amplia prueba aleatoria pueda resultar desfavorable. En una notable declaración sobre la aprobación de medicamentos, un portavoz del FDA señaló que cualquier retraso en la aprobación no significaría muertes innecesarias porque "todos estos tratamientos para cánceres avanzados no curan a la gente".
La situación quizá sea peor que un caso de tratamientos que únicamente carecen de efectividad. Un grupo de respetados investigadores revisó toda la evidencia estadística publicada sobre las consecuencias de los tratamientos médicos, y mostró que el sistema médico es ahora la principal causa de muerte y lesiones en los Estados Unidos. En el 2001, las muertes atribuibles a enfermedades cardíacas fueron 666.697; la cifra para el cáncer fue de 553.251, mientras que para las intervenciones médicas era de ¡783.936 por año! Coherentemente, el título de este estudio es "Muerte por Medicina"
Podrían preguntarse ustedes por qué las autoridades sanitarias cierran los ojos ante estas fatalidades masivas, causadas mayoritariamente por los medicamentos, mientras concentran sus energías en la supresión de los complementos dietéticos y remedios naturales.
Un síntoma de esta actitud oficial es la reciente epopeya de Pan Pharmaceuticals, cuando en el 2003 el gobierno australiano llevó a la bancarrota al mayor fabricante local de remedios naturales, supuestamente porque existía una posibilidad de que estos productos pudieran enfermar o incluso matar a alguien.
Según mi opinión, la razón principal de esta actitud oficial distorsionada es el hecho de que los departamentos sanitarios y las autoridades reguladores están dominadas por los doctores médicos, a los que se les ha enseñado (con dinero parcialmente pagado por las empresas farmacéuticas) a creer que los medicamentos son benéficos, y que los remedios naturales son potencialmente peligrosos. A pesar de que una gran mayoría de la población occidental prefiere los remedios naturales, casi todos los partidos políticos promocionan la dependencia de las drogas farmacéuticas.
Por esta razón, como primer paso para el cambio de este opresivo clima político, necesitamos urgentemente un partido político que promocione el cuidado sanitario por medios naturales en vez de la dependencia medicamentosa.
Podemos encontrar un indicio para la causa de esta apabullante estadística de "Muerte por Medicina" en una editorial de Richard Smith para el British Medical Journal: "Sólo un 15% de los artículos de las revistas médicas son científicamente válidos, y en parte, porque muchos tratamientos nunca han sido absolutamente evaluados".
Una buena prueba de la naturaleza no científica de la investigación médica fue el reciente fiasco con la terapia de reemplazo hormonal (TRH). Hace varias décadas, se demostró en una investigación "rigurosamente científica" que era segura y efectiva, Si no, no hubiera sido aprobada. Se la promocionó fuertemente como protectora contra las enfermedades cardíacas y contra el cáncer. Ahora cada nueva prueba demuestra que la TRH es peligrosa, y que incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y cáncer.
¿Qué falló? ¿Por qué ésto no se vio con anterioridad? Simplemente porque la investigación original se llevó a cabo con el objetivo de generar beneficios, mientras que los investigadores actuales no comparten ninguno de estos beneficios. Por tal razón, desconfío de cualquier investigación que es llevada a cabo con ansias de beneficios en la mente. Desgraciadamente, esto se aplica hoy en día a la mayoría de investigaciones médicas.
El camino hacia delante
Hace ahora 32 años que el Presidente Nixon declaró la guerra al cáncer. Desde entonces, se han gastado 2 trillones de dólares en los tratamientos e investigación convencional del cáncer, con el resultado de que ahora están muriendo de cáncer muchas más personas que antes. A pesar de que existen varios estudios que evalúan los efectos de varios nutrientes sobre diferentes cánceres, ninguno de los dos trillones de dólares ha estado disponible para que los terapeutas naturales llevasen a cabo pruebas de terapias holísticas sobre el cáncer. Los terapeutas naturales han tenido que hacer frente a un siglo de persecución, muchos de ellos habiendo sido llevados a juicio y acabando en la cárcel.
¿No sería más científico evaluar los métodos de los terapeutas naturales contra el cáncer, antes de meterlos en la cárcel? En Estados Unidos, muchas clínicas alternativas contra el cáncer han tenido que trasladarse a Méjico. (Para ver la lista de este tipo de clínicas en todo el mundo, ir a la página web http://www.cancure.org)
Un enfoque holístico del cáncer incluye una mejor nutrición, plantas, electromedicina y vibración o medicina energética, sanación emocional y terapia mental. El único estudio del que se haya informado, y que compara un enfoque holístico, concierne la terapia de Gerson, en una evaluación de porcentajes de supervivencia de cinco años, efectuada en 153 pacientes con melanoma. En él, sobrevivieron todos los pacientes en estadios 1 y 2 que recibieron en un 100 % la terapia de Gerson, en contra de sólo un 79 % de supervivientes de los que reciberon terapia convencional. En cánceres de estadio 3 (metástasis regionales) las cifras fueron, respectivamente un 70 % y un 41 %; en estadio 4 (metástasis distales), sobrevivieron un 39 % con Gerson, y un 6 % con la terapia convencional.
Muchos terapeutas naturales de cáncer proclaman índices de éxito de más de un 90 % en la detención y reversión del cáncer, siempre y cuando los pacientes no hayan sido sometidos con anterioridad al tratamiento ortodoxo. El tratamiento más perjudicial parece ser la quimio y la radioterapia.
Por todo esto, si usted tiene que afrontar un cáncer, le sugiero que resista y haga sus acciones sin miedo y sin presión. La situación difícilmente será tan urgente que usted tenga que tomar una decisión inmediatamente. En lugar de eso, haga su propia investigación a través de los libros, las revistas e Internet, y luego confíe en su sentido común y su intuición.
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Vía